Desde primeros
de diciembre no he publicado nada en este blog y en consecuencia bien puede
afirmarse que ya tocaba. He querido que esta actualización la protagonice una
guerra, o más bien una invasión, de
pequeña escala y que por su pequeña dimensión quedó bastante olvidada en la
historia reciente. Lo curioso es que está pequeña contienda que llegó a durar
sólo semanas enfrentó a Estados Unidos y al gobierno de la pequeña isla
caribeña de Granada, que recibía apoyo desde hacía unos años de Cuba.
Resulta
paradójico pensar que en 1983 soldados estadounidenses estuvieron luchando
contra ciudadanos civiles y asesores militares de Cuba, y que tal circunstancia
tenga más bien naturaleza anecdótica en la historia del último cuarto del siglo
XX. El episodio de Granada recordaba muy vagamente a la crisis de los misiles
de 1962, pero en esta ocasión al tratarse de un diminuto país sin suficiente
peso Estados Unidos si se decidió a intervenir.
El contexto de
la invasión de la isla caribeña de Granada se enmarcaba en el tiempo de los últimos
años de la Guerra Fría, si bien en aquel tiempo no parecía aun cercano el
momento del colapso de la URSS y del sistema comunista en Europa. Los primeros años 80 fueron difíciles para
Estados Unidos en la pugna por el dominio del planeta frente al modelo
comunista. Hacía sólo cuatro años los sandinistas se habían hecho con el poder
en Nicaragua, al mismo tiempo en ese 1979 la URSS invadía Afganistán. Estados
Unidos además tenía muy reciente aun la crisis de los rehenes en Irán, y los
recuerdos de Vietnam atormentaban el ánimo de la sociedad estadounidense que
había visto como su país, la primera potencia militar del mundo, había tenido
que renunciar a la victoria bélica frente a un país subdesarrollado como
Vietnam del Norte.
Sin duda debía
llegar un momento en que Estados Unidos diera un puñetazo en la mesa y se
desprendiera de esa aparente debilidad que arrastraba desde mediados de los
años setenta. Esa oportunidad llegó con la crisis de Granada y, de manera
intencionada o no en el sentido que ya he expresado, el gobierno de Ronald
Reagan intervino en Granada y empezó a borrar sinsabores de su pasado más
reciente.
Los
antecedentes de la crisis de 1983 arrancaban en marzo de 1979 cuando un golpe
de Estado liderado por el líder del Movimiento New Jewel Maurice Bishop derrocó el gobierno de Eric
Gairy, personaje éste que había devenido en estrambótico y paranoico. Un
ejemplo de lo anterior fue precisamente el momento del golpe de Estado, cuando
Gairy se encontraba en Naciones Unidas abogando por la realización de una
conferencia sobre platillos volantes. El gobierno establecido por Bishop de
corte izquierdista fue acusado de alienarse con la Unión Soviética y Cuba y de
promover la militarización de su país. El gobierno además comenzó a construir
un aeropuerto internacional con la ayuda de Cuba. El presidente norteamericano
Ronald Reagan señaló este aeropuerto como amenaza potencial de Granada contra Estados
Unidos.
El 19 de
octubre de 1983 la facción más comunista del partido gubernamental liderada por
el vice-primer ministro Bernard Coard se hizo con el poder y posteriormente
ejecutó a Bishop. El Gobernador General de la isla Paul Scoon fue puesto bajo
arresto domiciliario. La Organización de Estados del Caribe Oriental solicitó
la ayuda de los Estados Unidos, Jamaica y Barbados. Los oficiales
estadounidenses citaron el golpe y la inestabilidad política de un país que se
encuentra cerca de sus fronteras, así como la presencia de estudiantes de
medicina norteamericanos en la isla, como los motivos de la intervención
militar.
La invasión, que comenzó el 25 de octubre, fue la primera gran operación realizada por el ejército de los EE.UU. desde la Guerra de Vietnam. La lucha continuó durante varios días y el número total de efectivos estadounidenses alcanzó unas 7.000 junto con 300 hombres de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECS). La fuerzas invasoras encontraron unos 1.500 soldados granadinos y unos 700 cubanos, la mayoría eran obreros de la construcción y algunos ingenieros militares ejerciendo en la construcción del aeropuerto de dicho país los cuales hicieron gran resistencia causando 54 bajas a las tropas invasoras y una cantidad considerable de heridos .
Granada formaba parte de la Mancomunidad Británica de Naciones y tras la invasión pidió ayuda a otros miembros de la Mancomunidad. Reino Unido y Canadá, entre otros se opusieron a la invasión. De hecho, la Primera Ministra Británica Margaret Thatcher se opuso personalmente a la invasión estadounidense. Tras la victoria de EE.UU., el Gobernador General de Granada, Paul Scoon, nombró un nuevo gobierno y, a mediados de diciembre, las fuerzas de EE.UU., se retiraron.
La crisis de Granada supuso el que podría considerarse en la historia reciente como el único punto de fricción en las excelentes relaciones de Estados Unidos con el Reino Unido. De hecho, técnicamente Estados Unidos invadió un país cuya soberana era y es Isabel II del Reino Unido, lo que sin duda pudo haber tenido importantes consecuencias de no ser Estados Unidos el país que es. Por otra parte la guerra en Granada vino a reforzar la imagen internacional de Estados Unidos como primera potencia mundial, imagen maltrecha por las vicisitudes de los últimos años, a saber, la derrota en Vietnam y la crisis de los rehenes.