viernes, 27 de agosto de 2010

El rey de los 29 nombres


Ante todo decir que el de hoy es un post anecdótico, diríamos que bastante “light”, que ya toca supongo, para hablar del noble español que posiblemente más nombres tuvo: Jaime de Borbón y Borbón-Parma. Nada más y nada menos que 29 nombres fueron los que se utilizaron para bautizarlo. Como entiendo que ponerlos todos sería más bien una tortura demasiado grande os los ahorraré.


Jaime de Borbón y Borbón-Parma (1870-1931) pertenecía a la rama carlista de los Borbones españoles, que disputaron el trono a los Borbones isabelinos (descendientes de Isabel II, hija de Fernando VII). Su padre, Carlos María llamado por sus seguidores Carlos VII, fue precursor de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), donde fue derrotado, con el objeto de convertirse en rey de España. Su padre era nieto de Carlos María Isidro, hermano menor de Fernando VII, el primer pretendiente de la rama y quien da nombre a la misma.


Las ideas ultraconservadoras de Carlos VII seguro que influyeron en el momento de bautizar a su hijo, como si poniéndole tantos nombres pudiera tener más dignidad real. Por cierto que con Carlos VII su padre Juan (Juan III) tampoco se quedó corto en el bautizo: 11 nombres… Y yo que pensaba que tres nombres para un bautizo eran muchos.



Imagen: Jaime III de Borbón y Borbón-Parma, rey carlista

martes, 24 de agosto de 2010

"Estados Desunidos de Somalia"


En mi último post hablaba de la familia Saboya-Aosta y de Amadeo II virrey de Etiopía y responsable de la defensa de Somalia italiana, Eritrea y de la misma Etiopía frente a los ingleses en la Segunda Guerra Mundial. Ello me ha llevado a querer tratar en este post de hoy algo sobre aquella región africana tan alejada de las preocupaciones europeas, salvo cuando de combatir a los piratas somalís del Índico se trata.

Abordar en una actualización la problemática política de Somalia es harto complejo y diría que también hasta aburrido para el lector, ya que se trata de un galimatías de dimensiones considerables, por eso quería hablar a groso modo sobre el tema y centrarme en una de las regiones de ese país fallido, la más estable de todas ellas Somalilandia.

El territorio de Somalilandia corresponde al antiguo protectorado británico de Somalilandia Británica, al norte de Somalia. En 1960 obtiene la independencia de los ingleses, pero cuando ya había sido reconocido como nuevo Estado soberano por más de una treintena de naciones decide unirse a la Somalia italiana también ya independizada de Italia para formar un solo Estado. El dirigente de Somalilandia Ibrahim Egal se convierte en ministro en el nuevo gobierno somalí y después en primer ministro pero es derrocado, junto al presidente Shermake, por un golpe de Estado (1969) que colocó en el poder al general Barre quien gobernaría Somalia hasta 1991.

La pésima situación económica de toda Somalia llevó a la creación en 1987 de una oposición contra Barre, que consiguió en 1990 tener el control de la mayor parte del territorio. Al año siguiente Barre abandona la capital de Somalia Mogadiscio, y los diferentes clanes y etnias que formaban la oposición se dividen surgiendo de esa división varios Estados autónomos o independientes de facto como es el caso de Somalilandia.

La división en el país aún persiste si bien existe el llamado Gobierno Transicional de Somalia que es al que actualmente reconoce la comunidad internacional, aunque ese gobierno no tiene el control sobre todo el país. Actualmente Somalilandia es un Estado independiente de facto surgido de esa división y que no es reconocido por ninguna nación.

A partir de 2002 Somalilandia hizo una transición hacia una cuestionada democracia multipartidista y desde entonces está considerado el país más pacífico de África en veinte años. Este hecho no deja de resultar sumamente paradójico tratándose de una región que de iure pertenece a Somalia, el Estado más corrupto y menos solvente políticamente del mundo, a una nación sin gobierno efectivo sobre todo su territorio, a un Estado fallido.

Somalilandia es un país islamista donde rige la ley islámica. No existe libertad religiosa estando prohibida la promoción de cualquier religión que no sea la islámica, siendo por tanto la falta de libertad religiosa una característica del país que comparte con tantos otros países del Islam.

A pesar de esa falta de libertad en la práctica de otras religiones, podría decirse que es una democracia según los parámetros occidentales. La misma palabra democracia está en la Constitución del país, así como el reconocimiento de la pluralidad de partidos, pero también es cierto que se habla en ella de una limitación en el número de partidos a un máximo de tres, lo que hace imposible considerar a Somalilandia como una verdadera democracia.

Un dato curioso es el referente al sistema económico que rige en el país que es liberal, y además puede decirse que profundamente liberal, lo que ha llevado a algunos economistas a considerarlo el país menos intervencionista en economía del mundo.

En resumen, se reúnen en Somalilandia ciertas características curiosas como son el hecho de ser un país (aunque no reconocido) de los más cercanos a la democracia en África, el país menos intervencionista en economía del mundo, según algunos economistas, y el más pacífico de África en bastantes años. Todo paradojas en una de las zonas menos seguras del planeta.

Nota: El título del post, como podréis imaginar, es un juego de palabras con la intención de contraponer la desunión en Somalia frente a la unión de otros países que integran la palabra Unión o Unidos en su nombre, lo que siempre digo: pequeñas licencias de un amante de la historia.
Imagen: Mogadiscio, capital de Somalia

jueves, 19 de agosto de 2010

La dinastía perdida







Fue rey de España durante dos escasos años, el único rey en España desde Pelayo que lo era en función de una elección y no por derechos de sangre o matrimonio. Ciertamente en las primeras décadas del Reino de Asturias los reyes eran también elegidos, pero los pretendientes pertenecían a la familia real o lo eran por razones maritales. Se llamaba Amadeo de Saboya, primer duque de Aosta, y era el segundo hijo del rey italiano Víctor Manuel II.

Amadeo I instauró en España en 1870 la dinastía de Saboya, que debería haber seguido reinando en España a lo largo del tiempo y que por graves conflictos políticos dejó de hacerlo en tan sólo dos años. Fue para España la pérdida de una dinastía que, queriendo hacer historia ficción, evidentemente no sabemos que nos hubiera deparado, aunque si podemos indagar un poco en la historia de los descendientes de Amadeo, los que hubieran sido reyes de España de no haber renunciado él a la Corona.

La revolución de 1868 derrocó a la reina Isabel II. El gobierno provisional presidido por el general Serrano convocó a Cortes Constituyentes, que proclamaron la Constitución de 1869, que establecía como forma de gobierno una monarquía constitucional. Se hizo necesario encontrar entonces un rey. Después del fallido intento con el príncipe Leopoldo de Hohenzollern, se decidió ofrecer el trono a Amadeo de Saboya, I duque de Aosta.

Amadeo reunía todo para ser el candidato ideal: perteneciente a una antigua e importante dinastía que enlazaba con la española, además era católico y progresista, para colmo de bienes para los propulsores de la revolución su padre era un rey liberal por lo que en su educación primaría una visión política constitucional. Pero a su llegada lo tuvo todo en contra. Tanto carlistas como republicanos, por evidentes motivos políticos le demostraron un fuerte rechazo. La iglesia se sentía resentida con su padre por anexionarse los Estados Pontificios, y evidentemente también era rechazado por los seguidores de la causa borbónica. La situación de inestabilidad política tan grave en estos primeros años posteriores a la revolución le llevó a abdicar y marchar a Italia en febrero de 1873.

Con su primera esposa Amadeo tuvo tres hijos, el mayor de ellos Manuel Filiberto (1869-1931) fue Príncipe de Asturias durante el tiempo que reinó su padre. A la muerte de Amadeo I en 1890 su hijo se convirtió en heredero del Ducado de Aosta. Manuel Filiberto casó en 1895 con Elena de Orleans con la que tuvo dos hijos: Amadeo de Saboya-Aosta, III Duque de Aosta; y Tomislav II de Croacia (Aimón de Saboya-Aosta, IV Duque de Aosta). El príncipe Manuel Filiberto sirvió en la Tercera Armada Italiana como comandante y fue nombrado Mariscal de Italia por Benito Mussolini en 1926. Murió en 1931.

Amadeo II (1898-1942), hijo mayor de Manuel Filiberto, se alisto voluntario en el ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial, con el permiso de su tío-abuelo el rey, ya que tan sólo contaba 16 años. En la guerra logró ascensos por meritos de guerra, llegando al grado de capitán. Entre 1925 y 1931 estuvo destacado en las colonias italianas participando en acciones militares en Libia. Su cúspide la alcanzó en el momento en que fue nombrado Virrey de Etiopia (1937-1942).

Con la Segunda Guerra Mundial asumió el mando de las tropas italianas en Etiopía, Eritrea y Somalia. Cuando a principios de 1941 los ingleses comenzaron su campaña en el este de África las cosas empezaron a complicarse para Amadeo, quien aseguró a Mussolini que resistirían a toda costa en aras del triunfo del fascismo italiano. La connivencia con los fascistas era bastante clara por parte de Amadeo y también lo sería en el caso de su hermano Aimón. A pesar de sus intenciones primeras, en el mes de mayo Amadeo rindió sus tropas a los ingleses. Murió en un campo de prisioneros inglés en 1942. Amadeo contrajo matrimonio en 1927 con Ana de Orleans con quien tuvo dos hijas: Margarita y María Cristina. Al no tener descendencia masculina el título de Duque de Aosta pasó a su hermano Aimón.

Aimón de Saboya-Aosta (1900-1948) se convirtió en el IV Duque de Aosta a la muerte de su hermano. A la corta edad de 4 años le fue concedido el título de Duque de Spoleto. La vida de Aimón tomó un giro inesperado cuando en 1941 fue proclamado Rey de Croacia, un Estado independiente creado por los alemanes en ese mismo año. Tomó entonces el nombre de Tomislav II. Croacia se convirtió en un Estado títere de los alemanes donde se practicó el genocidio contra serbios, gitanos y judíos muriendo más de 300.000 personas. Aimón no tuvo ningún poder sobre el país y ni siquiera llegó a visitarlo por razones de seguridad. En 1943 cuando Italia se retiró de la guerra y pasó a colaborar con los Aliados no tuvo ningún problema en renunciar a la Corona.

En 1939 Aimón se casó con la princesa Irene de Grecia con quien tuvo un hijo, Amadeo (V Duque de Aosta). Murió en Argentina (1948) en el exilio, después de que se proclamara la república en Italia en 1946. Amadeo III de Saboya-Aosta nació en Florencia en 1943, poco tiempo después el rey Víctor Manuel III pedía el armisticio a los Aliados. Amadeo y su madre fueron apresados en el norte de Italia dominado por Mussolini y deportados a Alemania, donde estuvieron prisioneros hasta abril de 1945. En 1964 Amadeo se casó con Claudia de Orleans con la que ha tenido tres hijos: Blanca (1965), Aimón (1967) y Mafalda (1970). En el mes de marzo del año pasado nació el príncipe Humberto, hijo de Aimón.

Desde 2004 la asamblea monárquica de Italia considera a Amadeo III como el verdadero heredero de la Corona, ya que Víctor Manuel de Saboya, hijo del último rey italiano Humberto, juró la Constitución republicana para poder regresar a Italia ese año. Además Humberto II, hijo de Víctor Manuel III, renunció a sus derechos al trono, cosa que no hizo el padre de Amadeo.

No sabemos si a los españoles nos hubiera ido mejor o no con los Saboya frente a los Borbones. Conocemos como nos ha ido con estos últimos. Bajo el reinado de Alfonso XII y su hijo Alfonso XIII España vivió convulsa y padeció cuatro guerras y una dictadura. Después se pasó por una guerra civil y una dictadura de casi cuarenta años, para finalmente vivir en democracia desde 1977.

Posiblemente no nos hubiera ido mejor y aunque todo esto que señalo es pura historia-ficción, hay datos en la vida de los Saboya que nos dan pista de lo que posiblemente hubiera pasado si se hubieran producido los mismos matrimonios y en consecuencia hubieran nacido los mismos príncipes, lo cual es mucho suponer. La connivencia con el fascismo de los dos nietos del rey Amadeo hacen suponer que, como pasó con Alfonso XIII, hubieran apoyado alguna dictadura militar. En la Primera Guerra Mundial España seguramente se hubiera mantenido también neutral. La Guerra Civil posiblemente no se habría producido, pero también cabe la posibilidad que España hubiera participado en la Segunda Guerra Mundial junto a Alemania e Italia por las conexiones familiares con los Saboya italianos y la posible existencia de una dictadura de corte fascista, y con esa posibilidad que hubiera llegado la república después de la derrota, como en efecto pasó en Italia.

En fin, como digo historia-ficción que no nos conduce a ninguna parte, bueno si, nos conduce a la creatividad imaginativa, y esa creatividad siempre resulta estimulante, ¿no creéis?.
Foto 1: Aimone (Aimón) y su hijo Humberto.
Foto 2: Aimón de Saboya-Aosta (Tomislav II)
Foto 3: Manuel Filiberto de Saboya-Aosta (hijo de Amadeo I)

martes, 17 de agosto de 2010

Los presidentes de julio


Como podréis comprobar los que me seguís la mayoría de mis actualizaciones tratan sobre temas relacionados con la política de los monarcas españoles y extranjeros. Tiene su lógica si se piensa que fueron monarcas y no presidentes de repúblicas los que mayoritariamente gobernaron en España y Europa en el pasado, pero eso no es excusa para que no varíe la temática alguna que otra vez y también hable de políticos republicanos. Y en esas estoy hoy, y que mejor que mirar las entrañas políticas de nuestro país, y por tanto, si de república se trata parece obligado hablar del tiempo de la II República Española.

Fueron tres los presidentes de gobierno que tuvo la República española durante el fatídico mes de julio de 1936. Si se piensa en el tiempo en el que hoy en día un presidente ejerce como tal no deja de ser paradójico. El deber que tenían era en primer lugar evitar la guerra, y en segundo, si eso no se conseguía, administrar de la manera más aceptable posible la crisis que supuso el comienzo de la contienda civil. En ninguno de sus deberes frente a la guerra tuvieron éxito.

Casares Quiroga fue el primero, a él le toco ser el presidente vigente el día del levantamiento del 17 de julio. Nació en La Coruña en 1884. Santiago Casares era un convencido republicano gallego que unió su partido (Partido Republicano Gallego) a la Izquierda Republicana de Manuel Azaña en 1932. Fue Ministro de Gobernación durante el primer Gobierno Azaña (1931-1933), quien era amigo personal suyo. Cuando Azaña llegó a ser presidente de la República (mayo de 1936) Casares fue nombrado Presidente del Gobierno (el título oficial era Presidente del Consejo de Ministros). El 18 de julio incapaz de hacer frente a la sublevación dimitió y fue sustituido por Martínez Barrio.

Martínez Barrio nacido en Sevilla en 1883 era de origen muy humilde, hijo de un albañil y de una vendedora de mercado, pero llegó a serlo todo como político. Ya de muy joven se afilió a los radicales de Alejandro Lerroux y en 1908 se une a la masonería sevillana donde tuvo un destacado papel. En abril de 1931 cuando se proclama la república se encuentra exiliado en Francia. Al cruzar la frontera en tren junto con otros republicanos como Indalecio Prieto son recibidos de manera entusiasta por el pueblo que se agolpaba en las estaciones de ferrocarril teniendo incluso que pararse en ocasiones el tren para satisfacer a los presentes.

A su llegada a Madrid es nombrado Ministro de Comunicaciones del Gobierno provisional de la República. En octubre de 1933 es nombrado Presidente del Gobierno con el objetivo de organizar las elecciones, ya que se trataba de una persona respetada por todo el arco parlamentario. Tras las elecciones en diciembre deja de ser presidente para pasar a ser Ministro de la Gobernación con el Gobierno de Lerroux, pero pronto dejó su cargo por su disconformidad con el pacto de gobernabilidad de los radicales con la derecha. Poco después se integraría en Unión Republicana uno de los partidos que se unirían al Frente Popular en las elecciones de 1936.

Tras las elecciones es nombrado Presidente de las Cortes y ejerce de manera interina durante un mes como Presidente de la República al ser destituido Alcalá Zamora. Se convertía así en un político único, que llegó a ser Presidente del Gobierno (1933), Presidente de las Cortes (1936) y Presidente de la República (1936). El 19 de julio, tras la dimisión de Casares, el Presidente Azaña le encarga formar un gobierno que evite la guerra –sin duda era la persona más indicada-, y durante sólo un día como presidente (el mandato más corto en la historia de España) eso fue lo que de manera frenética intentó, hablando con los diferentes jefes militares consiguió atraerse a algunos, pero el general Mola se opuso a cualquier acercamiento. Tras comprobar lo inevitable de la guerra dimitió el día 20, nombrando Azaña nuevo presidente a José Giral. Volvería a ostentar la primera magistratura del Estado nueve años después, esta vez fuera ya de España, siendo Presidente de la República en el exilio, de 1945 hasta su muerte en 1962.

José Giral nació y murió en el continente americano. Nacido en Cuba en 1879 le toco fallecer en México en 1962 siendo víctima de un exilio forzoso. Estudió química y farmacia en Madrid y ganó en 1905 la cátedra de química orgánica en la Universidad de Salamanca. Fue el fundador, junto con Manuel Azaña, de Acción Republicana. Ocupó la cartera de Marina en el Gobierno Azaña (1931-1933). En julio de 1936 Azaña le encarga formar gobierno tras la dimisión de Martínez Barrio. Su gobierno se alargaría hasta septiembre de 1936 cuando el avance del Ejército de Marruecos hacia Madrid le obligó a entregar el poder, que pasaría a Largo Caballero.
Después de su mandato continuó siendo ministro en los gobiernos de Largo Caballero y Juan Negrín. Entre 1945 y 1947 volvería a ser Presidente del Gobierno de la República en el exilio, ejerciendo la docencia en la capital de México.

La guerra que no supo prevenir Casares, que no pudo evitar Martínez Barrio, y que no pudo controlar y ganar Giral se alargaría durante tres angustiosos años. Un tiempo aquel en que nuestros abuelos fueron obligados a coger las armas y dejar en casa a mujer y también a hijos aquellos que los tenían. No puedo dejar de acordarme en este post de mis dos abuelos, Antonio y Manuel, que tuvieron que vivir la guerra en primera persona. A ellos en especial y a todos los que, viéndose en esa obligación, lucharon en uno u otro bando vaya mi humilde reconocimiento histórico.

sábado, 14 de agosto de 2010

1808


“Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela los soldados ingleses… esta maldita guerra me ha perdido”.
Napoleón en el exilio de Santa Helena.


En mi último post mi amigo Rafa, porque ya lo considero amigo, me lanzaba un reto realmente interesante: interpretar a mi modo de ver histórico los sucesos de 1808 en España. La verdad es que el interés del reto, más que por la temática, tiene que ver mucho con el hecho de lanzarlo, porque en ese acto Rafa demuestra así una “complicidad histórica” entre amigos de blog, y ahí radica el verdadero valor de dicho reto.

Qué duda cabe del interés del año 1808 y la rebelión contra los franceses en la historia de nuestro país. Posiblemente es el hecho más simbólico del carácter nacional español en un tiempo en el que no se cuestionaba la unidad nacional, sino el sistema político a seguir y donde la defensa del país primó sobre otros intereses personales.

El Motín de Aranjuez podría considerarse el prólogo del Levantamiento del 2 de mayo, el momento en que la monarquía española comenzó a desintegrarse de una manera que desde tiempos inmemoriales no ocurría. Fue una consecuencia lógica ante la pésima política llevada a cabo por el rey Carlos IV y su valido Godoy. España había abandonado una política ilustrada amiga de los ideales monárquicos europeos aliándose con un advenedizo como fue Napoleón, traicionando los orígenes dinásticos. Una política sin criterio, y como todas las políticas sin criterio, una política equivocada.

La entrada de tropas francesas en los primeros meses de 1808, acordada entre Francia y España para la invasión de Portugal, alarmó a Godoy -por el número de las mismas- quien dispuso el traslado de los reyes a Aranjuez pensando en una posible huida a América si la situación lo requería. Un ejemplo cercano estaba en los reyes de Portugal que habían marchado a Brasil ante el temor de la invasión francesa.

Los rumores que corrieron de esta situación desembocaron en el famoso motín. Las consecuencias fueron la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, convertido entonces en Fernando VII.

La conexión del motín con el Levantamiento del 2 de mayo en Madrid tenía un claro nexo en la figura del astuto Napoleón. El Emperador de los franceses era consciente del deterioro extremo de la Corona española, y sabiendo de la necesidad de una política en el Mediterráneo la idea de una España como Estado satélite francés determinó su actuación encaminada a sustituir la dinastía en el trono español. El desencadenante del Levantamiento tuvo su origen en un grito difundido por un cerrajero llamado Blas Molina, quien al saber que el infante Francisco de Paula era sacado de Palacio cuando Madrid estaba ocupado por franceses y los reyes camino de Bayona gritó “Traición! ¡Nos han quitado a nuestro rey y quieren llevarse a todos los miembros de la familia real! ¡Muerte a los franceses!”.

Las sangrientas noticias de los sucesos ocurridos en Madrid llegaron por la tarde del mismo día a Móstoles donde se encontraba el destacado político asturiano Juan Pérez Villamil. Como experimentado jurista consideró que la primera respuesta debía ser un manifiesto contra los franceses de parte de la autoridad local, ya que la Junta de Gobierno de Fernando VII era cómplice del invasor. Así fue como se convirtió en el autor del famoso manifiesto de los alcaldes de Móstoles, Andrés Torrejón y Simón Hernández.

El objetivo del bando era pedir ayuda armada para socorrer la villa de Madrid. Frente a la mitificación hecha históricamente del manifiesto al que se le ha considerado una declaración de guerra de unos alcaldes a la todopoderosa Francia, la realidad nos lleva a un escrito hecho por un político que, como primera iniciativa contra los sucesos de Madrid, firmaron dos representantes locales. Un acto más simbólico que otra cosa, que eso si contribuyó a desprestigiar a la Junta de Gobierno y se convirtió en el primer eslabón de la cadena revolucionaria española con la posterior aparición de numerosas juntas gubernativas por toda España.

La Guerra de Independencia dejó a España profundamente afectada y desencadenó el definitivo declive de España en el contexto europeo. Dejó también, y en esto radica la principal enseñanza de esta guerra, el aprendizaje de la guerra de guerrillas. Se dice que fue un invento español, yo no estoy de acuerdo, pero lo cierto es que ese modo de guerrear se ha mostrado como el más eficaz cuando de luchar contra un gigante militar se trata, y es que todos conocemos qué significó Vietnam para EE.UU.

Aunque me considero un humilde amigo de la historia espero haber satisfecho y cumplido el reto, si bien soy consciente de mis limitaciones y consciente también de mi longevo desapego a mi pasado académico, que ahora de alguna manera quiero honrar, aunque sea de esta manera modesta y a la vez muy digna.

Gracias Rafa por el reto, que sepas que nunca rechazaré ninguno por complejo que pueda ser, y espero dos cosas: primero, que sigan llegando; y segundo, que pueda satisfacer lo demandado.

jueves, 12 de agosto de 2010

El tiempo de la ignominia


En una actualización reciente (La Gran Redada) señalaba la gran carencia que España ha tenido de buenos gobernantes a lo largo de su historia. Sería difícil localizar la ignominia más grande realizada por un rey o jefe de gobierno en territorio nacional, y es que han sido muchas y muy grandes algunas. España en la Edad Moderna lo tenía todo para ser y seguir siendo la potencia más grande del Mundo, pero las negligencias de la mayoría de reyes echaron a perder lo que tanto podría haber sido España.

El definitivo desplome español comenzó a ocurrir a partir del reinado de Carlos IV (1788-1808), aunque ya se arrastraba desde el siglo XVII. La “gran obra” de Carlos IV y su hijo Fernando VII fue acabar con el prestigio de potencia europea que aún conservaba España a duras penas, eso sí. Y es en este tiempo de Carlos IV cuando podemos encontrar una de esas grandes negligencias, ignominias o llámese como se quiera.

En 1763, bajo el reinado de Carlos III, España aliada de Francia en la Guerra de los Siete Años contra el Reino Unido es una de las derrotadas en esa guerra. La consecuente derrota le trae alguna pérdida territorial a España de pequeña consideración, sin embargo consigue una gran adquisición: Francia, su aliada, le cede el Territorio de Luisiana en el actual EE.UU. Los franceses eran conscientes que tras perder en la guerra sus territorios en Canadá difícilmente iban a poder defender en el futuro lo que les quedaba en América del Norte. España, sin embargo, estaba aun muy presente en el continente americano.

La gran ignominia con Luisiana la traería el hijo de Carlos III, Carlos IV, a principios del siglo XIX. El territorio de Luisiana abarcaba una extensión que suponía una cuarta parte del actual EE.UU. Se extendía desde el Golfo de México hasta la frontera con Canadá. En 1801 Carlos IV cedió ese extenso territorio a Napoleón a cambio de la creación en la región de Toscana de un nuevo reino llamado Reino de Etruria que le sería asignado a Luis de Borbón-Parma (yerno del rey, casado con la infanta María Luisa). Napoleón se hizo cargo de que Luis tomará posesión de un reino que tuvo una muy corta duración por culpa del mismo Emperador que lo abolió en 1807.
El deseo “oculto” de Carlos IV era que su hija y su yerno tuvieran un reino para ellos, sin importar el hecho de que ni siquiera ese reino pertenecería a España. Dos años después de la cesión de Luisiana a Francia, Napoleón vendió Luisiana a EE.UU. quien hacía con esa compra, sin duda, el mejor negocio de su historia.

Así acontece una de las grandes equivocaciones cometidas por monarcas españoles: un mundo (Luisiana) a cambio de nada (Etruria). Claro está que eso no sería nada ante la más grande de las ignominias, representada en las abdicaciones de Bayona de Carlos IV y su hijo a favor de Napoleón. Fue en aquel tiempo cuando España empezó a ser tratada como una potencia de segundo orden, y así hasta nuestros días porque de esa herida aun este país no se ha recuperado, aunque esa herida sea imperceptible en el pensamiento y en la memoria colectica del pueblo español.

CURIOSIDADES DE LA HISTORIA

-La bandera de Córcega es blanca con la llamada “Cabeza Mora” en el centro, símbolo heredado de la presencia aragonesa en la isla francesa durante ciertos periodos de los siglos XIV y XV. La “Cabeza Mora” pertenecía a la simbología de la Reconquista española.

-El nombre de Luisiana fue puesto en honor al rey francés Luis XIV en 1682 por René Robert Cavalier de la Salle.

-El francés es actualmente la segunda lengua del Estado de Luisiana aunque sólo la habla el 5% de la población.
Foto: Calle de Nueva Orleans

domingo, 8 de agosto de 2010

El antecedente


El Desastre del 98 supuso para España el despertar de un sueño imperial, la pérdida de un pasado que posiblemente aun pervivía en recuerdo glorioso. La pasada y presente frase “más se perdió en Cuba” es lo suficientemente explícita de la repercusión en la moral tan desastrosa que la derrota de España frente a EE.UU. trajo consigo para la sociedad española de aquella época. Se actuó de la manera más desacertada posible en aquella crisis, a destiempo, sabiendo el gobierno que aquella guerra estaba perdida de antemano. Sin la suficiente flota y en condiciones muy precarias. Mientras, la sociedad española mostraba su envalentonamiento, su casta, su hidalguía. Todo estaba perdido antes del primer disparo, nada se aprendió de la Crisis de las Carolinas de 1885: el antecedente.

En efecto, la llamada Crisis de las Carolinas ocurrió trece años antes del Desastre y bien podría haberse convertido en el mismo desastre anticipado unos años, aunque finalmente no fue así. Las islas Carolinas, en el Pacífico, fueron descubiertas por los españoles en 1526. A lo largo del tiempo se consideró a las islas posesión española, aunque para 1885 aun no habían sido ocupadas por España.

Ante la perspectiva de que fueran ocupadas por Alemania, en agosto de 1885 se decide tomar posesión efectiva de las islas. El día 6 Alemania comunica a España su pretensión de ocupar las islas a las que considera sin dueño. Tanto españoles como alemanes llegaron a las islas desencadenándose una situación de máxima tensión. España se opone a la ocupación alemana y pide la mediación del Papa, quien finalmente resuelve a favor de España.

De esa manera quedó zanjada la crisis librándose España de una derrota segura. Alemania no tenía una flota de primer orden pero si estaba en mejores condiciones que España, cuya flota estaba anticuada y era escasa frente a la germana.

Haciendo historia-ficción España habría sido derrotada en relativamente poco tiempo como así ocurrió en 1898, habría perdido las Carolinas, las islas Marianas y posiblemente también las Filipinas, que hubiera sido lugar de combate. El Desastre se hubiera adelantado trece años. En el 98 no se supo evitar la guerra y para entonces la flota española seguía igual de desfasada, no se aprendió que España para mantener sus colonias necesitaba tener una Marina fuerte, como sí la tuvo en el siglo XVIII.

Ni a España le interesaba la guerra ni a Alemania tampoco. El canciller alemán Bismarck pensaba que una guerra con España acercaría a ésta a Francia, hecho que era contrario a su deseo de aislarla. Pero, paradojas del destino, en 1899 después de la derrota española frente a EE.UU. España, ante la imposibilidad de administrar y defender las islas vendió los archipiélagos de las Carolinas y Marianas a Alemania por 25 millones de pesetas de las de entonces. Eran las últimas colonias que le quedaban a España, exceptuando las africanas.


CURIOSIDADES DE LA HISTORIA

-El nombre original de las islas Carolinas era “Islas de las Hermanas, Hombres Pintados y Los Jardines”. A partir de 1686 se las llamó Carolinas en honor al rey español Carlos II.

-Alfonso XII se enamoró de María de las Mercedes de Orleans con la que se casó. Eran primos hermanos y su decisión iba contra los deseos del gobierno y de su propia madre, quien odiaba al padre de ella, Antonio de Orleans. Pero Alfonso lo tenía claro, era ella o ninguna otra. Mercedes murió cinco meses después de la boda, parece ser que de tuberculosis. A la profunda tristeza del rey se unió el hecho de que, por tradición histórica y esto es lo curioso, los reyes españoles no podían asistir al entierro de las consortes.

-Actualmente las Carolinas se dividen en dos países independientes: Estados Federados de Micronesia y República de Palaos. Desde 1947 hasta 1986 estuvieron administradas por EE.UU.


Foto: Nukuoro Atoll (Estados Federados de Micronesia)

miércoles, 4 de agosto de 2010

El presente de un pasado imperial


Todo trono extinto tiene un pretendiente con derechos dinásticos para ocuparlo en una eventual restauración de su Casa Real en la jefatura del Estado. De esa manera en la mayoría de países que son repúblicas hay un reclamante que defiende sus derechos a ser rey. Y en algunas monarquías hay pretendientes de la misma Casa reinante o de distinta Casa que no reconocen a los reyes en ejercicio. Esta última circunstancia se ha dado de manera acusada en el pasado, y aun hoy se da.

El caso de Francia es el de una república que existe de manera ininterrumpida desde 1870 habiendo sufrido dos reformas (IV y V repúblicas). En el país vecino son tres dinastías reales las que son herederas de un trono que no existe en la práctica: los Borbones, los Orleanistas y, aunque menos conocidos fuera de Francia, los descendientes de la dinastía Bonaparte. Si fuera un Borbón el que restaurase la monarquía en Francia el rey sería Luis Alfonso de Borbón, el hijo del fallecido Alfonso duque de Cádiz y Carmen Martínez-Bordiu, y lo sería con el nombre de Luis XX. Él es el descendiente primogénito varón de la línea primogénita de todas las ramas Borbónicas existentes con derechos dinásticos en Francia.

Algo menos conocido es el caso de los Bonaparte, descendientes del hermano menor de Napoleón, Jerónimo Bonaparte. A la muerte del príncipe imperial Napoleón Eugenio sin descendencia en 1879 (hijo de Napoleón III), los derechos dinásticos fueron transmitidos por deseo del príncipe a un primo segundo suyo, nieto de Jerónimo Bonaparte, Napoleón Víctor (Napoleón V para sus partidarios). El Imperio en Francia había sido abolido en 1870, pero los derechos a un trono nunca dejan de existir.

El príncipe Víctor le tocó desempeñar un papel gris como pretendiente enfrentado a su padre, Napoleón José, al considerarse éste con mejor derecho que su hijo a ser el Jefe de la Casa Bonaparte. Además estuvo bajo la sombra del prestigio de su hermano Luis, coronel del ejército ruso. A finales del siglo XIX, en plena crisis de la III República francesa, planificó una restauración del trono imperial que quedó en nada. A su muerte en 1926 le sucede como Jefe de la Casa Bonaparte su hijo Luis Napoleón (Napoleón VI).

Luis demostró ser en su vida un gran patriota cuando, después de ser rechazado por el Gobierno francés para luchar en la Segunda Guerra Mundial, se alistó en la Legión Extranjera francesa bajo un nombre falso. A partir de 1941 pasó a luchar en la Resistencia francesa, fue detenido por los alemanes y pasó un tiempo en las cárceles. Después de la guerra se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Antes de morir designó a su nieto Jean-Christophe Napoleón, en lugar de a su hijo Charles Napoleón, como sucesor en la jefatura de la Casa.

Charles ha tenido que padecer desde la muerte de su padre en 1997 la circunstancia de sentirse heredero de una tradición dinástica sin ser considerado Jefe de la Casa Bonaparte, de la que es jefe su hijo. La razón esgrimida por Luis para apartar a su hijo de sus derechos está basada en el hecho de que Charles se divorció en 1989 de su prima lejana Beatriz de Borbón-Dos Sicilias y volvió a contraer matrimonio en 1996 con Jeanne-Françoise Valliccioni sin el consentimiento paterno, al ser este requisito tradición en la familia imperial. Sin embargo, parece claro que en el trasfondo están las ideas políticas republicanas de Charles.

Charles tiene un doctorado en economía y ha escrito varios libros. Ha realizado frecuentes apariciones públicas en las que ha defendido sus ideas políticas republicanas. En 2004 comenzó a desempeñar el cargo de teniente alcalde de Ajaccio (Córcega) de donde es originaria la familia Bonaparte.

A Jean-Christophe (Napoleón VII), hijo de Charles, le ha tocado enfrentarse con una difícil situación: ser por deseo de su abuelo Jefe de la Casa Bonaparte y compatibilizarlo con la relación con su padre. Por suerte para Jean-Christophe, Charles ha declarado que nunca habrá problemas con su hijo a causa de los derechos dinásticos.

Jean-Christophe representa el presente de una tradición imperial francesa demasiado trasnochada, ya que en la práctica es imposible por motivos lógicos una restauración imperial en el país vecino, como también lo es una restauración monárquica. Es esa realidad la que hace más bien intrascendente tratar estos temas, pero si lo hago debe ser porque mis inquietudes históricas no se paran en lo general, sino que se extienden por los detalles.
Hoy no hay apartado de curiosidades, en la próxima si, ¿vale?
Foto: Jean-Christophe y su hermana Carolina.

domingo, 1 de agosto de 2010

Fernando VI: La Gran Redada


España ha tenido carencias a lo largo de su historia de buenos dirigentes, bien sea monarcas o políticos. Eso ha sido una constante en el transcurrir del tiempo. Esta afirmación puede ser rebatida por supuesto, pero seguro que muchos historiadores estarían de acuerdo con ella. Incluso figuras históricas tan relevantes para España como Carlos I o Felipe II pueden ser objeto de importantes reproches.

Uno de los pocos monarcas que se salva de una dura crítica fue Fernando VI, aunque hubo en su corto reinado (1748-1759) una gran mancha, que intentó limpiar después su hermanastro Carlos III - otro de los mejores reyes de España-, con la llamada Gran Redada de 1749.

La Gran redada conocida también como Prisión general de gitanos fue una persecución para su arresto de todos los gitanos en suelo español con la intención de extinguir a la raza gitana de nuestro país. La organización de tal persecución fue llevada a cabo en secreto por el Marqués de la Ensenada y autorizada por el rey. El objetivo era separar a los hombres y niños mayores de 7 años de las mujeres, quienes quedarían con los niños menores. De esa manera se evitarían nuevos nacimientos de gitanos. Los hombres serían ubicados en lugares concretos para realizar trabajos forzados y las mujeres serían arrestadas en cárceles.

La puesta en práctica del plan fue un auténtico caos ya que se arrestaron a muchos gitanos plenamente integrados, mientras otros quedaron sueltos. Las cifras de arrestados estuvieron en torno a 9.000-12.000. Los problemas surgidos y las protestas de los militares involucrados en la operación condujeron finalmente en 1763, ya en tiempos del reinado de Carlos III, al indulto final.

La Gran Redada fue un hecho tremendamente desgraciado en nuestra historia, muy poco conocido y estudiado. Uno de los pocos historiadores que han tratado el tema es Antonio Gómez Alfaro en su libro La Gran Redada de Gitanos (1993).


CURIOSIDADES DE LA HISTORIA

-Fernando VI se casó en 1729 con la princesa portuguesa Bárbara de Braganza. Aunque en aquella época los matrimonios de los reyes eran cuestión de Estado, el rey estuvo profundamente enamorado de su esposa hasta tal punto que cuando murió la reina (1758) el rey cayó en un alto grado de locura falleciendo un año después.

-El hermano mayor de Fernando VI, Luis I, reinó sólo durante 8 meses, entre enero y agosto de 1724. Murió a los 17 años al contraer la viruela. Su esposa Luisa Isabel de Orleans era una joven rebelde, incorregible y extravagante hasta el punto que el rey la llegó a encerrar durante 6 días. De manera inesperada acompañó y cuidó a Luis hasta su muerte a pesar del peligro de contraer la viruela, como así ocurrió aunque ella logró recuperarse. La reina contaba entonces con 14 años.
-El infante Felipe Antonio fue el primer hijo varón del rey de España Carlos III, por tanto el que debía heredar el trono, pero fue apartado de la sucesión debido a su condición de deficiente mental. Murió en 1801. Si hubiera reinado lo habría hecho con el nombre de Felipe VI. El príncipe Felipe reinará con ese nombre.