Uno de los Emperadores más conocidos del primer Imperio alemán (Sacro Imperio Romano-Germánico) fue Federico II Hohestaufen (1194-1250), rey de Sicilia entre 1198 y 1250 y Emperador entre 1220 y 1250. Sus continuos enfrentamientos con el Papado de Roma le llevarían a sus sucesores en el Reino de Sicilia a perder el territorio continental del mismo -lo que después se denominaría Reino de Nápoles- a manos de la dinastía francesa de los Anjou.
A Federico se le puso el apelativo de "Stupor Mundi" (Pasmo del Mundo) debido a su caracter heterodoxo y excéntrico. De él se dice que era extremadamente culto, ya que entre otros conocimientos se sabe que hablaba y escribía varios idiomas, lo que no era muy frecuente entre los gobernantes de la época. En su afán de conocimiento, se dice que quiso saber (de manera radicalmente ingenua) cuál era la lengua original de la Humanidad (él creía que era la hebrea), haciendo aislar a un bebé sin que pudiera tener comunicación alguna con el objetivo de ver finalmente en que lengua hablaría. Por suerte el experimento no fructificó ya que las ayas del niño le enseñaron a hablar en secreto.
En definitiva un monarca extraño para su época, que despreciaba los convencionalismos que se imponian en el siglo XIII.
Antonio Díaz.
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