Bandera del Principado de Laitec (desde 1788)
(Antigua bandera de la Compañía Holandesa)
“Las desigualdades basadas en las elecciones son
legítimas, pero las desigualdades basadas en las circunstancias no lo son”.
Antonio Gil Iñiguez, novelista chileno y Protector
del Principado de Laitec.
Seguramente pocos que lean este blog habrán oído
hablar de Laitec. Lo extraño es que alguien
que no sea ciudadano del cono sur americano sepa algo sobre ese lugar.
Lo cierto es que Laitec es una pequeña isla chilena con un encanto especial y
místico. Situada a 10 kilómetros de la isla Chiloé, que a su vez es la isla
principal del archipiélago de Chiloé, Laitec tiene 15 kilómetros de longitud y
es todo un paraíso por descubrir.
Pero el motivo de querer hablar aquí sobre Laitec no
está en querer descubrir sus aspectos geográficos y turísticos, aspectos que no
pertenecen a la temática de este blog, sino lo histórico. Y es que lo más
sorprendente del territorio que nos ocupa es la misma historia de Laitec, ya
que la isla, según afirman en la actualidad sus defensores, fue un Principado
holandés cuyo origen se remonta al siglo XVII. Resulta curioso saber cómo esa
circunstancia ocurrió si se piensa en los puntos coloniales de los holandeses
en el continente americano y lo tan al sur que Laitec quedaba con respecto a
esas posesiones de naturaleza eminentemente comercial.
Para poder comprender mejor lo sucedido en Laitec es
necesario poner en su contexto histórico los hechos acaecidos allí. Fue
precisamente la lectura de la temática colonial europea en América lo que me
hizo descubrir hace unos días la historia de ese pintoresco principado holandés
creado en el siglo XVII. A pesar de mi formación académica nada conocía de la
isla que nos ocupa. Así que con sorpresa supe que allí, en la zona más al sur
del planeta, también habían estado los holandeses.
Si bien siempre se ha querido resaltar en la
historia impartida en nuestro país las colonizaciones española, portuguesa,
inglesa y francesa en América, por lógicos motivos, no se debería olvidar que
también otros países europeos estuvieron allí. Ese es el caso de los
holandeses, que en los comienzos de los Países Bajos (por aquel entonces
Provincias Unidas) como Estado independiente, aunque no lo fuera de iure, comenzaron a expandirse por
todos los continentes, como también es bastante desconocido el caso de los
suecos, especialmente singular por la poca proyección colonial del país nórdico
a lo largo de su historia.
El primer asentamiento holandés en continente
americano fue Nueva Ámsterdam (actual Nueva York), ciudad fundada en 1626 y en
poder de los holandeses hasta 1664 cuando les fue arrebatada por los ingleses.
En ese intervalo de tiempo consiguieron arrebatarles a los suecos en 1655 la
colonia de Nueva Suecia, que se encontraba en la frontera sur de Nuevos Países
Bajos, nombre de la provincia que integraba los territorios holandeses en
Norteamérica. Posterior a la llegada a Norteamérica de los holandeses es su
expansión por las Antillas del Caribe y el norte de Brasil, de donde fueron
expulsados en 1654. Pero si permanecieron por largo tiempo en Surinam y parte
de las Guyenas.
Un siglo antes de estos hechos, hacia 1567, se
inicia el proceso de conquista española de las islas del archipiélago de Chiloé
por orden del gobernador de Chile Rodrigo de Quiroga. En 1598 se produce la
Batalla de Curalaba en la que los autóctonos mapuches vencen y asesinan al
gobernador chileno. La isla de Chiloé queda entonces separada del resto de
posesiones españolas.
La primera llegada de los holandeses al archipiélago
de Chiloé se produce en 1600 con la expedición de cinco navíos de Jacob Mahu
que había partido de Rotterdam en 1598 con el objetivo de establecer colonias
en América y socavar el poderío español en el continente. Al cruzar el Estrecho
de Magallanes las tormentas separaron a los navíos y el comandado por Baltazar
de Cordes se refugió en el archipiélago de Chiloé. Allí tomaron contacto con
los nativos y con desertores españoles que les informaron de la indefensión en
la que se encontraba Castro, el principal puerto de Chiloé.
Se planeó un ataque de indígenas por mar y tierra
mientras los holandeses se hacían pasar por aliados de los españoles. Esta
intervención consiguió que los holandeses se hicieran dueños de toda la colonia
durante algunos meses, pero la reacción española en el llamado Combate de Castro
consiguió arrebatar a los holandeses la colonia.
En 1643 la Compañía Holandesa de las Indias
Orientales convence a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y al
príncipe Juan Mauricio de Nassau-Siegen para organizar una expedición de
conquista a Chile, con el objetivo de luchar contra los españoles y establecer
una base holandesa en el Pacífico que les sirviera para el comercio de oro.
La expedición de conquista partió de Holanda a
Brasil y desde Brasil a las costas chilenas en enero de aquel 1643. Al mando de
la empresa se encontraba el navegante holandés Enrique Brower, quien contaba
para el objetivo marcado desde Países Bajos con 5 buques y 350 hombres. Después
de desembarcar en la isla de Chiloé Brower comenzó sus operaciones militares
contra los españoles, pero la mínima presencia de fuerzas españolas en el poblado
de Castro hizo que los españoles desistieran y en el mes de junio abandonaran
el pueblo.
Algunos caciques locales de la isla de Chiloé se
acercaron a los holandeses expresando el odio que sentían por los españoles al
verse explotados, y quisieron darles a conocer sus deseos de establecer en
adelante alianzas. Pero la muerte de Brower en agosto después de que se hubiera
puesto enfermo semanas antes iba a complicar la misión. Le sucede en el mando
su segundo Elías Herckmans, que desembarcó en las ruinas de Valdivia, población
abandonada tras la derrota española de 1598 frente a los mapuches.
Permanecieron allí hasta octubre cuando abandonaron el lugar rumbo de regreso a
Brasil, sin haber conseguido el objetivo de fundar establecimiento alguno.
Después de que los holandeses hubieran manifestado su intención de regresar el
virrey del Perú envia unos 1.000 hombres en 20 barcos para reasentarse en
Valdivia y asegura la zona con el sistema de fuertes de Valdivia.
Según afirman en la actualidad los defensores del
Principado de Laitec, este principado fue fundado por Brower y sus soldados en
la minúscula isla de Laitec en alianza con sus habitantes los huilliches. A
pesar de investigar por la red la historia de este principado poca ha sido la
información que he conseguido obtener, y esa información ha venido precisamente
dada fundamentalmente por los que afirman ser poseedores del legado histórico
del Principado.
La vinculación entre la población autóctona de la
isla y los holandeses generaría la voluntad por parte de los nativos de tener
una identidad política propia vinculada al legado holandés que se alargaría
durante los siglos posteriores y que estaría subyugada por los poderes español
primero y chileno después.
En la actualidad el principal defensor del legado de
Laitec es el novelista chileno Antonio Gil Iñiguez, que es considerado por sus
seguidores como el Protector del Principado de Laitec, ostentando precisamente
ese título de Protector. Después del fallecimiento en 2003 del último Príncipe nominal
de Laitec S.A.S. don Pedro I, descendiente directo del corsario inglés Low,
quien naufragó en las costas de Chiloé hacia 1700 y que dio lugar a un linaje
dinástico, la causa principesca laitecana ha entrado en un complejo entramado
de sucesión.
Debido a la necesidad de dirimir el futuro del
Principado y ante la dificultad de designar a un nuevo príncipe, el 27 de mayo
de 2009 el llamado Tribunal Supremo de Sucesión Legitimista entroniza a Elisa
Amelia Gil, hija del Protector Antonio Gil, como Soberana Princesa Regente del
Principado en el exilio. S.A.S. Elisa Amelia I es la tercera mujer que se ciñe
la corona del Principado después de Ikiuni I, quien en el siglo XIX fue
recibida por diversas Casas Reales en Europa, y Nadja I (1897-1937), quien
nunca conoció el territorio.
El Principado ha recibido el apoyo de varias Casas
Reales, e incluso la propia Casa Real Holandesa ha mostrado interés en este
principado, que sin tener aspiraciones territoriales respecto del poder central
chileno reivindica a Laitec como referente simbólico y ceremonial, y reclama
(por ahora) la categoría de “Territorio Autónomo Simbólico y Legendario”.
Tienes la referecia bibliográfica de estos datos?
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