“… en mi infancia había resuelto dedicarme a la política… esa idea con frecuencia vuelve cuando sueño despierto, dejándome en duda si será una ángel de luz o un ángel de las tinieblas”.
William Walker, político estadounidense (1824-1860)
Hace unos meses hablaba en uno de mis post sobre la intervención, a finales de los años 20 y principios de los 30 del siglo pasado, de los estadounidenses en Nicaragua. Una intervención que se convertía en un fracaso y un casi desconocido precedente de lo vivido décadas después en Vietnam. Siempre se ha dicho que Vietnam fue la primera derrota de EE.UU. pero Nicaragua, en cierta manera, ya cumplió ese papel.
Lo que es también muy desconocido y un caso bastante peculiar en la historia de América Latina es la intervención militar estadounidense a mediados del siglo XIX en el joven territorio soberano de Nicaragua. En esta ocasión no sería una intervención del Gobierno norteamericano sino que correspondería a la iniciativa privada, si así es por extravagante que pueda parecer a la iniciativa privada.
En realidad ya era conocida la cuestión de la iniciativa privada de estadounidenses, los llamados filibusteros, en la conquista política y administrativa de territorios al norte del Rio Bravo. Me refiero a California y Texas arrebatadas a México y convertidos poco tiempo después en Estados de los EE.UU. Pero aun así una intervención de características similares más allá de territorio limítrofe con EE.UU. no dejaba de ser un caso político un tanto exótico y podría decirse también absurdo que llevaría a un inútil derramamiento de sangre, añadido al que ya acontecía en el país centroamericano.
El “iluminado” que consumaría dicha intervención fue un político y periodista estadounidense llamado William Walker. Se decía de él que era un tanto lunático, apostillo yo que más bien un poco loco. Walker era hijo de James Walker, un banquero escocés, y de Mary Norvell, originaria de Kentucky. Nació en 1824 y se educó en un ambiente austero y puritano. Tuvo en sus años juveniles una personalidad tranquila y refinada. Se licenció en Medicina pero con el tiempo se dio cuenta que no era lo suyo. Estudió también Derecho pero acabó trabajando de periodista en Nueva Orleans. Fue allí donde conoció a Ellen Galt Martin que era sordomuda, y con quien se piensa que se comprometió en matrimonio. Pero el matrimonio no llegó a realizarse porque Ellen murió de fiebre amarilla. La muerte de su amor marcó profundamente la personalidad de William que se volvió melancólico y en ocasiones paranoico.
Por aquellos años en EE.UU. era muy conocida la doctrina del Destino Manifiesto que respaldaba la expansión del país por territorios no conquistados de Norteamérica y territorios extranjeros como Canadá, México y Centroamérica. Para 1850 William se dirigió a San Francisco en busca de oportunidades, allí trabajó en el periódico Daily Herald. Estando en California fue atraído por la colonización de los territorios mexicanos de Sonora y Baja California. Su intención era crear una nueva república para integrarla en EE.UU. Organizó una expedición con un pequeño contingente en su mayoría vagabundos de los muelles californianos pero ésta terminó en fracaso, a pesar de obtener alguna pequeña victoria frente a los mexicanos y de recibir refuerzos. En 1854 se proclamó presidente de Sonora pero el Gobierno estadounidense por acuerdos con México lo consideró transgresor de las leyes federales, fue juzgado y declarado por el jurado no culpable, lo que daba una idea de la opinión favorable de una parte de la población por la doctrina del Destino Manifiesto.
Después de su fracaso en México Walker fue instruido por Byron Cole, editor del periódico Commercial Advertiser donde trabajaba, de la situación de división y conflicto en Nicaragua. El país centroamericano se había convertido en lugar de paso en el tránsito marino del este al oeste de los EE.UU y confluían en él intereses ingleses y norteamericanos. Las dos facciones políticas del país legitimistas en el poder, que defendían los intereses ingleses, y democráticos, que defendían los estadounidenses luchaban entre sí. Es en esta situación en la que interviene Walker en apoyo de los democráticos. Se trataba de frenar el avance de la influencia inglesa y “americanizar” el país, incluyendo entre otras medidas la introducción de la esclavitud.
En 1855 Walker parte hacia Nicaragua con los llamados “Inmortales”, en realidad 58 individuos entre militares y vagabundos. En Nicaragua fue recibido por el líder de los democráticos, Francisco Castellón, que lo nombró ciudadano nicaragüense y le otorgó el rango de coronel. Sus acciones militares apoyadas por nicaragüenses del bando democrático consiguieron que se hiciera con el control del país tras la caída de Granada, bastión legitimista. El presidente José María Estrada huyó del país y a Walker le fue ofrecido el cargo vacante pero lo rechazó, sin embargo si aceptó el nombramiento de general en jefe del ejército. El nuevo presidente fue Patricio Rivas, pero William Walker de hecho era el que tenía el poder absoluto.
Walker no recibió ningún apoyo de EE.UU., quien no deseaba enfrentarse con el Reino Unido. Asimismo, las naciones centroamericanas se opusieron a la presencia de las tropas de Walker, los llamados filibusteros. A ello se unió su enfrentamiento con el empresario norteamericano Vanderbilt, quien tenía el dominio de la ruta marítima que desde el este transcurría por Nicaragua hacia el oeste de EE.UU. Con esta oposición Walker dejó de recibir provisiones y reclutas.
En junio de 1856 Walker insta a Rivas a convocar elecciones pero el presidente huye ante el temor de ser arrestado. Walker disuelve el Gobierno Rivas e instala como presidente provisional a Fermín Ferrer. Días después se celebraron las elecciones presidenciales resultando ser elegido de manera irregular el propio Walker con un amplio respaldo de votos. Las medidas de Walker ya como presidente fueron ciertamente polémicas; confiscó bienes de sus opositores ante la escasez de dinero, introdujo de nuevo la esclavitud abolida en 1824 intentando ganarse la simpatía de los Estados esclavistas del sur de EE.UU., y entregó tierras estatales a filibusteros.
Un mes después de ser elegido presidente Honduras, El Salvador y Guatemala firmaron un tratado de alianza contra Walker, más tarde se unirían los costarricenses. Para colmo de males los legitimistas y los democráticos firmaron la paz para enfrentarse conjuntamente a la presencia filibustera. La llegada de los aliados a Granada generó la orden de Walker de destruir la ciudad con la intención de que no cayera intacta en manos de sus enemigos.
Acosado y prácticamente derrotado es la presencia militar estadounidense con el capitán Davis a la cabeza quien organiza la intermediación entre aliados y Walker para la salvaguarda de vidas de mujeres y niños. Finalmente el 1 de mayo de 1857 Walker y sus seguidores claudican ante la fuerza naval de EE.UU. El día 5 de ese mismo mes parte para Nueva Orleans, donde fue recibido como un héroe. En su alocución culpo al Secretario de Estado norteamericano Marcy, a los abolicionistas de la esclavitud y a los británicos de su fracaso, además afirmó que los nicaragüenses eran incapaces de auto-gobernarse. Pero la prensa de la que él había formado parte relataba las penosas condiciones en las que llegaban los combatientes de Nicaragua y la crueldad e indolencia demostrada por Walker hacia sus hombres.
Walker organizó dos nuevas expediciones a Centroamérica que resultaron en fracaso. En la segunda de ellas en territorio hondureño se rindió a los ingleses, pero éstos lo entregaron a los hondureños quienes lo sentenciaron a muerte. Cuando fue apresado declaró ser el presidente de Nicaragua. Era septiembre de 1860.
Con la intervención de Walker se despertó el rechazo de los centroamericanos hacia los EE.UU. un rechazo político que continuaría en el tiempo. A partir de entonces se acuñó el término “América Latina” en referencia a la alianza de los países de la zona contra el imperialismo estadounidense.
Cuando los EE.UU. intervinieron en Nicaragua en pleno siglo XX (años 20 y 30) posiblemente no tuvieron muy presente el antecedente de Walker, cuando lo hicieron en Vietnam tampoco debieron de pensar mucho en Nicaragua. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, a lo que yo añadiría que en ocasiones son más de dos veces.
PALABRAS ANEXAS
La jungla hace a los ejércitos grandes pequeños y a los pequeños victoriosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario