La
historia nunca dejará de sorprendernos porque en definitiva es tan amplia, tan
inabarcable hasta para los más entendidos expertos y curtidos historiadores que
siempre nos tendrá reservados nuevos conocimientos a adquirir tanto para esos
expertos historiadores como para el resto. Hace unos días conocí por casualidad
la historia de un rey ruso que fue soberano de Andorra durante trece días en
1934, si si así es, ¿sorprende verdad?.
Antes
de empezar a explicar esta historia que produce cierta sorpresa convendría que
recordara algo que es bien sabido sobre Andorra, pero no por ello deja de ser
importante manifestar en este post. Andorra es desde el siglo XIII un
principado cuyos soberanos son el Obispo de la Seu de Urgell y el conde francés
de Foix, si bien desde el siglo XVII por parte francesa lo es el rey de Francia
y desde la desaparición de la monarquía de Francia lo es el presidente de la
República francesa.
El
protagonista de esta aventura, que recuerda a la del noble alemán Teodoro de
Neuhoff (del que ya publiqué en este blog su peripecia como rey de Córcega), se
llamaba Boris Mijailovich Skossyreff (1896-1989), aventurero ruso perteneciente a
una familia de la baja nobleza bielorrusa que se había distinguido en los
ejércitos rusos. Al no ser un personaje histórico relevante poco se sabe de su
vida antes de que llegara a Andorra. En 1917 debido a la Revolución rusa pidió
asilo en el Reino Unido. Allí trabajo como espía para los gobiernos británicos
viajando por varios países hasta que en 1925 se trasladó a los Países Bajos,
donde años más tarde afirmaría que trabajó para la Casa Real holandesa y donde
según él le fue concedido el título de Conde de Orange, algo que muy
probablemente fuera una invención suya.
Personaje
avispado y astuto supo empatizar con la gente fácilmente lo que sin duda le
ayudó a conseguir, aunque de manera muy efímera, su objetivo de ser soberano.
En los primeros años treinta se estableció en Andorra, en concreto en Santa
Coloma. El contacto con la sociedad andorrana y el conocimiento del país en el
que ahora vivía le hizo ver sus posibilidades personales. Estuvo en contacto
con campesinos, artesanos y políticos andorranos. Sus ideas progresistas las
hizo llegar a los responsables políticos del principado. La reacción de los políticos andorranos fue
adversa al ruso de tal manera que en mayo de 1934 es expulsado y se exilia a la
Seu de Urgell.
Si nos
ponemos a reflexionar un poco es de absoluta admiración el hecho de que a pesar
de ser un noble no especialmente relevante como lo era Boris, sin derechos
históricos algunos sobre Andorra, sin vinculación familiar con esa tierra, sin
ser descendiente de monarca alguno consiguiera entronarse príncipe de Andorra
en pleno siglo XX. Pero así fue, y es que a partir de su salida forzada de
Andorra Skossyreff iba a desplegar toda una estrategia de marketing bastante
efectiva, comportándose como un verdadero rey, concediendo numerosas
entrevistas a la prensa nacional e internacional e imprimiendo documentos
propagandísticos de su causa.
Uno de
los principales argumentos a su favor que utilizó desde España, prueba de su
astucia, fue reclamar el trono en tanto en cuanto los verdaderos derechos de
soberanía por parte francesa, según él, los poseían los miembros de la Casa de
Orleans heredera de la dinastía de Foix. Despreciaba por tanto la autoridad
republica francesa en Andorra y decía defender los intereses de los españoles
que vivían en Andorra, que a su parecer estaban
vejados por la república vecina. En esta estrategia anti-republicana consigue
hacer llegar sus planes a Juan de Orleans, pretendiente al trono de Francia,
quien no se llega a pronunciar públicamente, aunque los medios orleanistas se hacen eco de la
pretensión de Skossyreff. Es entonces cuando, sin autorización de los orleanistas
se proclama lugarteniente del rey de
Francia.
En su
kafkiana trama de convertirse en soberano se responsabiliza de redactar una
nueva Constitución para Andorra donde se contemplaba la modernización del país
con amplias libertades y la declaración de paraíso fiscal prometiendo que el
principado se convertiría en uno de los centros comerciales más importantes del
mundo, gracias al estatus fiscal que tendría en adelante el pequeño estado de
los Pirineos.
A
cambio de la prosperidad y bienestar prometidos por el ruso, Skossyreff pedía que
fuera proclamado príncipe de Andorra. El día 7 de julio de 1934 el Síndico General
de los Valles de Andorra reúne al Consejo General para exponer el asunto. La
propuesta tuvo casi la unanimidad de adhesión, excepto uno de los veinticuatro
consejeros el resto votó a favor. El día 8 de julio el consejero contrario
comunicó al obispo de la Seu de Urgell los detalles de todo lo ocurrido. Lo más
sorprendente del caso a estas alturas de la situación es que ese mismo día
Francia comunicaba que no intervendría y que dejaba en manos del Consejo
General las decisiones que deseara tomar, dando por válida la nueva monarquía
de Boris I.
El fin
del corto reinado ocurrió cuando el obispo de la Seu de Urgell, a quien Boris I
había declarado la guerra ya que el obispo no aceptaba la nueva situación,
pidió ayuda a cuatro guardias civiles y un sargento del cuartel de la Seu de
Urgell el día 21 quienes lo pusieron en la frontera hispano-andorrana ante la
pasividad de sus súbditos andorranos. Así terminaba el cortísimo reinado de
Boris, sólo trece días en los que Andorra por primera vez en su historia no
dependió de ningún país.
Al día
siguiente fue trasladado a Barcelona y puesto a disposición del juez. El día 23
fue trasladado a Madrid e ingresó en la cárcel Modelo, donde no dejó de
comportarse como rey en el exilio. Poco después fue expulsado a Portugal, y en
1938 las autoridades francesas le permitieron viajar a Aix-en-Provence donde se
reunió con su primera esposa que era francesa. En Francia fue detenido por las
autoridades y juzgado el día 21 de marzo de 1938. Ingresó en un campo de
internamiento francés aunque se desconocen los cargos que se le imputaban. En
1944 fue trasladado por los alemanes al campo de concentración de Rieucros,
lugar donde se sospecha que fue asesinado ya que a partir de ese momento se le
pierde la pista, aunque esta sospecha se contradice con el hecho de la
existencia de una supuesta tumba suya en
la ciudad alemana de Boppard, donde aparece la cronología vital 1896-1989.
Imágenes:
Boris I. Bandera de Andorra bajo Boris I
Bibliografía
Morell i Nova, Antoni (2007). Boris
I, rey de Andorra/Siete letanías de muerte. Barcelona: Destino. ISBN 9788423339549.
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