La dinastía Romanov llegó al poder en Rusia a principios del siglo XVII de una manera indirecta ya que no tenía derecho de sangre para llegar a ser dinastía reinante, pero si estaba relacionada con la dinastía de los Rurik a la que perteneció Teodoro I (Fiodor I) último zar de dicho linaje, hijo del famoso Iván el Terrible. Tras la muerte de Teodoro sin descendencia comenzó el llamado Periodo Tumultuoso (1598-1613).
El origen dinástico de los Romanov hay que buscarlo en Román Zajarín-Yuriev, noble ruso de quien procede el nombre de la dinastía. Su hija Anastasia Romanovna Zajarina fue la esposa favorita de Iván IV el Terrible, y el hijo de Román, Nikita Romanovich, fue uno de los personajes más importantes de Rusia en aquella época llegando a ser tutor de Teodoro I.
En 1613, después de unos años de gran inestabilidad política en los que el Principado de Moscú (Rusia) fue gobernado por nobles relacionados con la corte de Iván IV, fue nombrado por una asamblea nacional nuevo zar Miguel Romanov quien era hijo del Patriarca Filareto (Fiódor Nikitich Romanov) hijo a su vez de Nikita Romanovich, y en consecuencia sobrino-nieto de Anastasia y su marido el zar Iván IV. Esa relación familiar con el zar favorecería la llegada al poder de los Romanov, una de las familias más importantes de aquel periodo en Rusia.
Miguel I (zar 1613-1645) inició su reinado encontrándose devastada Rusia por las invasiones de suecos y polacos. Consiguió restablecer el orden y contrarrestar las invasiones extranjeras ayudado por su familia y especialmente por su resuelto padre, quien ejerció de manera efectiva el gobierno hasta su muerte en 1633. Miguel I consiguió estabilizar el país e instituyó la adscripción del hombre a la tierra (1636). A su muerte se convirtió en zar su hijo Alexis I quien reinó en una de las épocas más esplendorosas de Rusia.
Al igual que su padre, Alexis (Alejo) accedió al trono muy joven cuando tenía 16 años. El gobierno en esta primera etapa lo ejerció su tutor Boris Mozorov, político astuto que sabía muy bien cuáles eran las necesidades del país. El tutor del zar pretendió hacer un uso justo de su autoridad intentando aliviar las arcas públicas y evitando guerras contra los potenciales enemigos de Rusia. En 1648, en el llamado Tumulto de la Sal el zar se vio obligado a destituir a Mozorov que se había convertido en impopular, detestado y acusado de brujería.
En política interior Alexis acrecentó el carácter absolutista del régimen zarista, aumentó los derechos de la aristocracia y favoreció una mayor servidumbre de los campesinos. En política exterior el mayor logro fue el acuerdo con los cosacos ucranianos rebeldes a la autoridad polaca plasmado en el Tratado de Pereislav (1654), considerado por Alexis una aceptación de los ucranianos de su soberanía sobre ellos. La intensa relación en esta etapa con los ucranianos traería consigo para los rusos los primeros contactos con la mentalidad de Occidente.
Del matrimonio de Alexis con María Miloslavskaya nacieron trece hijos entre ellos Teodoro III, y de un segundo matrimonio con Nataliya Kirilovna nacieron tres hijos, dos hijas y un varón llamado Pedro, más adelante conocido como el zar Pedro I el Grande.
Durante el reinado de Teodoro III (zar 1676-1682) la influencia polaca en la corte alcanzó su máxima expresión. Era un zar intelectual que recibió una excelente educación del monje eslavo Simeón Polotski. Horriblemente desfigurado y aquejado de parálisis en la mitad de su cuerpo (por una misteriosa enfermedad) quedó inválido de manera irremediable. A su muerte sin descendencia en 1682 fueron nombrados zares su hermano Iván (Iván V) y su hermanastro Pedro (Pedro I). Aunque en la línea de sucesión Iván era el siguiente en derecho, los nobles rusos nombraron zar a Pedro al considerar incapaz para el cargo a Iván. En consecuencia los dos se convirtieron en zares hasta que en 1696 murió Iván y quedó Pedro como único soberano.
viernes, 10 de diciembre de 2010
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