martes, 27 de julio de 2010

Juan Sin Miedo




Al escuchar el nombre de Juan Sin Miedo rápidamente nos viene a la mente el cuento del mismo nombre, que versa sobre un joven muy valiente que no tenía ni sentía miedo por nada ni por nadie, y que por su valor se ganó la mano de una princesa. Su esposa, la princesa, se propuso entonces el reto de que Juan conociera el miedo y lo consiguió arrojándole una jarra de agua muy fría, asustado y sobresaltado Juan conoció el miedo.

Pero hay un personaje histórico que también respondía al apelativo de Juan Sin Miedo, Juan I duque de Borgoña (1384-1419). Juan nació en 1371 en Dijon (Borgoña, Francia), era nieto del rey francés Juan II por línea paterna, en consecuencia pertenecía a la dinastía francesa de los Valois, dinastía reinante en Francia. Juan Sin Miedo era tatarabuelo de Felipe el Hermoso, esposo de Juan la Loca. En consecuencia los reyes de España desde Felipe el Hermoso y Carlos I descienden de Juan, incluidos los reyes Borbones, y excluyendo a Amadeo I de Saboya (único rey español en serlo sin heredar el título). Juan recibió el apelativo de “Sin Miedo” porque desde muy joven destacó en diferentes combates.

Bajo y feo era un pésimo administrador. Juan tenía un carácter enérgico y desagradable, enemigo de los placeres consideraba que todos los medios eran buenos para conseguir sus fines. En 1407, Juan Sin Miedo mandó asesinar a su primo Luis de Orleans. Esta muerte desencadenó una guerra civil entre los Armagnac (simpatizantes de los Orleans) y Borgoñones.

Juan I fue uno de los dirigentes más poderosos de la época, ya que aunque Borgoña pertenecía nominalmente a Francia, en la práctica sus territorios se gobernaban de manera autónoma. Sus posesiones se extendían por Borgoña y el Franco Condado además de por diferentes territorios en Flandes y Países Bajos.

Juan estaba obligado moralmente a prestar servicios al rey de Francia como vasallo que era de él cuando eso fuera necesario, de hecho así fue en un principio en el marco de la Guerra de los Cien Años contra los ingleses, pero después tuvo desencuentros con el heredero Carlos (futuro Carlos VII) a consecuencia de encabezar Carlos el bando político de los Armagnac. Esta situación condujo a un acercamiento de Juan I a los ingleses.

En 1419, Juan se reunió con el Delfín Carlos, principe heredero, para pactar una tregua y en una provocada discusión originada por seguidores de Carlos fue asesinado por éstos. Su hijo Felipe el Bueno juró vengarse, se inició entonces una confrontación con los franceses que se alargaría en el tiempo por diferentes motivaciones políticas y que tuvo a los borgoñones primero y después a los Habsburgo españoles, herederos del legado borgoñon, en lucha contra Francia hasta finales del siglo XVII.
Imágenes: bandera de Borgoña; Torre de Juan Sin Miedo (París).

CURIOSIDADES DE LA HISTORIA

-Uno de los símbolos más utilizados por los borgoñones fue la Cruz de Borgoña o Cruz de San Andrés, que después importaría Felipe el Hermoso a España siendo el símbolo más emblemático en los ejércitos españoles en tiempos de los Austrias. Actualmente la Cruz de Borgoña es la bandera que enarbolan los seguidores del movimiento Carlista.

-Carlos el Temerario, nieto de Juan Sin Miedo, murió guerreando contra uno de sus generales que le traicionó y le tendió una emboscada en un puente. Su cuerpo fue encontrado devorado por los lobos, y estaba irreconocible. El Emperador Carlos V, bisnieto de Carlos, recibió el nombre de Carlos en honor de su antepasado.

-La bandera de España fue elegida por Carlos III en 1785 de entre una serie de candidatas presentadas en concurso para ser utilizada como emblema de la Marina, aunque no fue declarada oficialmente bandera de España hasta 1908. El motivo por el que Carlos III convocó este concurso era el de diferenciar a los barcos españoles de los que también utilizaban una bandera blanca con el escudo de los Borbones como era el caso de Nápoles, Francia, Parma y Toscana. En tiempos de los Austrias la bandera utilizada era la Cruz de Borgoña.

sábado, 24 de julio de 2010

"Alfonso XIV"


He estado pensando todo el día en que tema escoger para esta actualización y como no llegaba a la resolución he decidido ponerme a escuchar con los auriculares música esta noche, en concreto a Peter Heppner, y que sea la música de este alemán la que me inspire. Pero, seguramente será por el estrés del día, lo cierto es que ni Peter Heppner me inspira, así que finalmente he pensado que lo más fácil sería quedarme en España y en la época de la última actualización (años 20-30 del pasado siglo).

La historia está plagada de príncipes herederos que por adversidades del destino no pudieron reinar. Lo tenían todo, a saber un padre monarca, vida en palacio, buena posición social, muchos de ellos gran prestigio entre los súbditos de sus respectivos reinos… pero una jugarreta del destino, una revolución política, una invasión de algún país vecino, un hermano rebelde que los despoja del trono, una muerte prematura, cualquier contratiempo importante da al traste con su programado destino. En una de mis últimas actualizaciones hablaba de Luis XIX y su renuncia obligada a ser rey de Francia, pero hoy me toca hablar de un caso español.

De todos es sabido que Don Juan de Borbón, el padre del rey, fue el depositario de los derechos dinásticos de la Casa Real española tras la muerte de Alfonso XIII en el exilio. Pero es menos conocido que antes de Don Juan hubo un príncipe heredero mejor en derecho por su primogenitura en la sucesión al trono, se trató del Príncipe de Asturias (hasta 1933) Don Alfonso.
Alfonso de Borbón y Battenberg fue bautizado como Alfonso Pio Cristino Eduardo Francisco Guillermo Carlos Enrique Eugenio Fernando Antonio Venancio. Nació una primavera de 1907 con una importante enfermedad congénita, la hemofilia, que le transmitió su madre la reina Victoria Eugenia. Siempre tuvo una salud muy frágil que le impidió desarrollar plenamente sus atribuciones como príncipe heredero. De insuficiente formación como heredero no pude decirse de él que destacará por su inteligencia o lucidez. Se expresaba muy mal escribiendo y tenía curiosas aficiones como cuidar cerditos.

En abril de 1931 su padre se vió forzado a abdicar tras el importante resultado de los republicanos en las elecciones municipales del día 12. Y la II República llegó. Para Alfonso, que ni tan siquiera pudo salir de palacio por su propio pie cuando la familia real abandonó España, se empezaba a cerrar su posibilidad de ser rey. Alfonso XIII no pudo pensar en abdicar en Alfonso intentando salvar al menos el trono para su hijo, el príncipe era muy débil para ello y el descrédito de la monarquía española estaba bastante presente desde finales de los años 20.

Alfonso se enamoró en Suiza, donde estuvo para recibir cuidados médicos, de una cubana llamada Edelmira Sampedro, que no era de sangre real requisito que se exigía entonces para los derechos al trono en lo que era la regulación de los matrimonios de la familia real. A petición de Alfonso XIII el príncipe Alfonso hubo de presentar su renuncia a los derechos sucesorios por escrito. Era junio de 1933. Los derechos pasaron a su hermano Jaime, quien por ser sordomudo también hubo de renunciar. De esa manera fue Don Juan , el tercer hermano, finalmente el heredero de su padre, destinado a ser rey como Juan III. Pero ninguno de los tres hijos de Alfonso XIII llegó a reinar.

La vida de Alfonso sería desdichada incluso después de casarse o precisamente por eso. Edelmira no supo ser la mujer que todo hijo de rey necesitaba en aquel entonces. Vivieron en Florida y se divorciaron en 1937. Poco después se casó con otra cubana Marta Rocafort con quien también se divorció seis meses después, con ella fue aun más desafortunado. En 1938 presento una contrarenuncia en un inútil intento de figurar de nuevo como pretendiente al trono de España. Poco después murió en un accidente de tráfico al salirse su coche de la carretera. Una hemorragia interna le causó la muerte debido a su hemofilia. Murió olvidado por toda su familia, excepto por su madre que tanto lo quiso. Nadie lo llamó Alfonso XIV, que hubiera sido su nombre como rey, pero yo al menos si he querido hacerlo en el encabezamiento con un entrecomillado eso sí, pequeñas licencias de un amante de la historia.

martes, 20 de julio de 2010

El "primer Vietnam" de EE.UU.




“No me vendo, ni me rindo”. Augusto C. Sandino (1928)

La guerra de Vietnam es una de las más conocidas y sangrientas del siglo XX. En torno a ella se ha escrito y filmado muchísimo, creándose en el cine un auténtico subgénero bélico basado en aquella guerra. Algunas de las películas más importantes del cine norteamericano de los años 70 y 80 tienen en aquella contienda su hilo argumental: El Cazador, Apocalypse Now, Platoon, La Chaqueta Metálica, Nacido el 4 de Julio… Se ha dicho de Vietnam que es la primera derrota de EE.UU. en una contienda bélica. Esa afirmación puede ponerse en cuestión porque EE.UU. antes de Vietnam ya sufrió un gran fiasco en Nicaragua a principios de los años 30.

A mediados de los años 20 EE.UU. apoyó en Nicaragua con su presencia militar al gobierno conservador de Adolfo Díaz, saltándose el orden constitucional que representaba el presidente Juan Bautista Sacasa (quien pertenecía al Partido Liberal). Los infantes de Marina estadounidenses desarmaron al presidente liberal Sacasa y le obligaron a huir de la zona.
Podría afirmarse que la guerra que se inicia entonces en la Nicaragua de los años 20 y que se prolongaría hasta 1933 supuso para el ejército norteamericano un adelanto, a una escala bastante menor, de lo que años después sería Vietnam, y es que hay ciertas similitudes que no pueden ser pasadas por alto. El ejército estadounidense no pudo vencer en la selva tropical a las fuerzas revolucionarias de Augusto Cesar Sandino que, actuando al margen de los liberales, practicaban una guerra de guerrillas contra la que los infantes de Marina estadounidenses poco podían hacer. Además, la lucha se convirtió en infame y sucia, los estadounidenses violaban a las mujeres de las poblaciones que tomaban, los seguidores de Sandino cortaban cabezas con machetes en la selva a los marines en su lucha contra el invasor. Fue famosa la columna del teniente Lee que cometió toda serie de atrocidades contra los seguidores de Sandino. El presidente norteamericano Lyndon B. Johnson cuando decidió enviar tropas a Vietnam en 1965 no tuvo presente lo acontecido en Nicaragua décadas atrás, ni tampoco lo que le aconsejaban ciertos militares sobre lo terrible que iba a ser una guerra en la selva.

Los norteamericanos llegaron a tener en suelo nicaragüense más de 5.000 efectivos. Su intervención en asuntos políticos en Nicaragua venía aconteciendo desde 1912. En enero de 1933 el nuevo presidente norteamericano Roosevelt ordenó la retirada de las fuerzas estadounidenses. En febrero se pone fin oficialmente a la guerra y el ejército de Sandino es desarmado. La Guardia nacional, ejército nicaragüense entrenado y equipado por EE.UU en tiempos de la guerra se hace cargo de la seguridad nacional. El 21 de febrero de 1934 Sandino es asesinado por miembros de la Guardia Nacional.

Sandino es la figura histórica en la que se inspiraron revolucionarios de izquierdas en la Nicaragua de los 60 para formar el Frente Sandinista de Liberación Nacional de idiología marxista y socialdemócrata que llegaría al poder en 1979 mediante una revolución derrocando a la dictadura de Somoza. Esta toma del poder por parte de los revolucionarios del Frente Sandinista traería una nueva guerra civil a Nicaragua, pero en esta ocasión EE.UU. no intervino directamente en el conflicto, sino que apoyó financieramente a la Contra (fuerza paramilitar derechista) en su lucha contra los sandinistas. Seguramente en la mente de Reagan estaba Vietnam, seguramente en su mente estaría también la Nicaragua de Sandino.

“Será una pelea entre un elefante y un tigre. Si el tigre se queda quieto el elefante lo aplastará sin remedio; pero el tigre nunca se quedará quieto. Saltará sobre el lomo del elefante arrancándole grandes trozos de carne para esconderse después en la jungla. Así el elefante morirá desangrado”.
Metáfora utilizada por los norvietnamitas en su lucha contra EE.UU.

viernes, 16 de julio de 2010

El primer siglo del primer reino




Tradicionalmente se ha vinculado los orígenes políticos y sociales de España a los comienzos de la Reconquista queriendo fortalecer el vínculo cristiano que tiene tal proceso, que se prolonga durante varios siglos, frente a la cultura del Islam presente en la Península desde principios del siglo VIII hasta finales del siglo XV. Realmente el componente religioso de la Reconquista fue mucho menor de lo que desde pequeños nos enseñaron en el colegio, pero independientemente de los sentimientos religiosos de aquella época con la Reconquista comenzó un periodo de luchas contra los musulmanes, que terminaron en victoria y que hizo que la España actual sea como es ahora en cuanto a su identidad de sociedad cristiana.
Así que teniendo clara la importancia de la Reconquista quería en esta actualización remontarme a aquella época y hablar sobre los comienzos políticos del Reino de Asturias, el primer núcleo cristiano de la Península en enfrentarse a los musulmanes, en su primer siglo de existencia.
Los inicios del reino astur van asociados a la figura del rey Don Pelayo. La mayoría de lo que se sabe de aquella época pertenece más a la leyenda que a una posible realidad, de hecho datos como la fecha de nacimiento de Pelayo se desconoce, además de tener en cuenta que su origen es bastante controvertido.
Según la leyenda Pelayo era un noble visigodo, hijo del duque Favila y nieto del rey Recesvinto. En 711 participó en la batalla de Guadalete. Tras la derrota se refugió en Toledo y a la caída de la ciudad (714) escapó a Asturias donde tenía amigos o familia, supuestamente custodiando el tesoro del rey Rodrigo. Hoy en día sin embargo se cree más en un origen astur de Pelayo creyendo que su padre Favila era Dux Asturiensis, y que marchó a Asturias huyendo de Witiza (penúltimo rey visigodo) y no de los musulmanes, buscando refugio entre la clientela de su padre, que fuera asesinado por orden del rey.
En 722 se produjo la victoria astur frente a los musulmanes en la batalla de Covadonga con lo que se afianzaba el nacimiento de un nuevo reino peninsular. El nuevo reino se extendía por la parte central y oriental de la actual Asturias. A la muerte de Pelayo (737) le sucedió su hijo Favila, quien reinaría solamente durante dos años. Según la leyenda la muerte de Favila se debió a un enfrentamiento con un oso. Se baraja la posibilidad que la lucha con el oso fuese un rito de virilidad propio de aquella época, pero todo son especulaciones, como lo es aquella en la que se habla de un posible asesinato político.
En 739 con la muerte de Favila los derechos sucesorios se transmitieron a su hermana Ermesinda, quien traspasó sus derechos a su esposo Alfonso I llamado “el Católico”. Este tipo de sucesión era normal en aquella época, además hay que tener en cuenta que la monarquía astur era formalmente electiva, aunque la elección debía recaer en un miembro de la familia real. Este hecho era reflejo de una antigua tradición germánica heredada por los visigodos. De hecho hasta el siglo X no se generalizaría la sucesión directa en la Corona de padres a hijos.
Aprovechando las luchas internas de los musulmanes, en tiempos de Alfonso I el reino astur se anexiona Galicia y el norte de Portugal (740), y también se conquistó León (754). A la muerte de Alfonso I en 757 le sucedió su hijo Fruela I (rey entre 757 y 768). A la muerte de éste las sucesiones en el trono serían conflictivas hasta finales de siglo a causa del sistema electivo de la Corona. La situación comenzó a estabilizarse con la llegada al trono de Alfonso II el Casto, hijo de Fruela I, en 791. En su reinado, que abarcó cincuenta y un años, se descubrió la supuesta tumba del Apóstol Santiago (814). En 798 saqueó Lisboa y en 825 venció a los musulmanes en Narón y Anceo. Esas victorias le permitieron reorganizar políticamente su reino. Murió en 842 sin dejar descendencia y sin haber mantenido relaciones con su esposa Berta, de ahí su sobrenombre de “el Casto”.

sábado, 10 de julio de 2010

El reinado más breve


La historia tiene una carga de ingratitud bastante considerable, a pesar de todo lo que nos da y nos enseña. Desde pequeños nos educan conociendo a las grandes figuras históricas: Julio Cesar, Carlomagno, Carlos V, Felipe II, Napoleón…, pero ¿qué hay de aquellos personajes que estaban destinados a ser alguien y no pudieron serlo? Bueno, esos no importan, al fin y a la postre no fueron nadie ¿verdad? Pues lo cierto es que a mí sí me interesan, siempre me han interesado, será porque soy un seguidor de causas perdidas.

¿Quién conoce la historia del hijo de Alejandro Magno, heredero de un vasto imperio sobre el que no llegó a reinar? ¿Y la desventura del primogénito de Alfonso XIII destinado a ser rey de España con el nombre de Alfonso XIV, y ni tan siquiera pudo ser pretendiente al trono tras la abdicación de su padre? Son microhistorias, historias escondidas dispuestas a ser descubiertas. Una de esas “pequeñas” historias que quiero rescatar hoy es la del que posiblemente sea el reinado conocido más breve de un monarca, el reinado del rey de los 20 minutos, Luis Antonio de Borbón.

Luis Antonio nació el 6 de agosto de 1775 en Versalles, hijo del rey Carlos X de Francia (1824-1830) y de la princesa María Teresa de Saboya. Con el estallido de la Revolución francesa (1789) tuvo que exiliarse a Inglaterra. En 1799 casó con su prima María Teresa de Francia (hija mayor de Luis XVI y María Antonieta de Austria), matrimonio del que no nacieron hijos. En 1823 encabezó la expedición francesa de “Los cien mil hijos de San Luis” que acabaron con la revuelta de los liberales en España. A la muerte de su tío el rey Luis XVIII, su padre Carlos X se convirtió en rey de Francia. La política ultraconservadora de su padre condujo a la Revolución de julio de 1830 en la que Carlos X se vio obligado a abdicar.

Tras la abdicación de su padre Luis Antonio de Borbón, duque de Angulema, se convirtió en el rey Luis XIX. El deseo de su padre era que Luis también abdicará a favor de Enrique, nieto de Carlos y sobrino de Luis. De esa manera desde la abdicación de su padre y su renuncia al trono Luis fue rey sólo durante los 20 minutos que tardó en firmar. Se dice que su mujer pasó esos minutos suplicándole que no lo hiciera, pero lo hizo. Su sobrino Enrique, que era tan solo un niño de 12 años tampoco pudo llegar a ser rey, ya que la Cámara de Diputados de Francia eligió nuevo rey a un pariente de los Borbones, Luis Felipe de Orleans (Luis Felipe I, 1830-1848).
Luis XIX fue el último rey Borbón en reinar de manera efectiva aunque muy breve en Francia, se terminaba así con cerca de tres siglos de dominio de la Casa de Borbón en aquel país. Luis Antonio marchó al exilio y nunca más pisó suelo francés. Murió en Austria en 1844.

martes, 6 de julio de 2010

¿Un país llamado Holanda?


Esta noche Holanda ha vencido a Uruguay en la semifinal del Mundial de Sudáfrica y ya cuanta con un lugar en la final, imagino que de manera merecida aunque yo no soy muy entendido en futbol. Lo que sí quiero es hablar sobre una aclaración en referencia al país de los tulipanes, porque siempre me ha gustado ser exacto en la acción y en el tiempo, y también exacto en la expresión.
Tradicionalmente se ha denominado a los Países Bajos (que es su nombre oficial) con el nombre de Holanda. Dicha expresión no puede ser más errónea. La causa viene originada por la importancia de unas de las regiones de aquel país, la región de Holanda, que desde 1840 se divide en dos provincias: Holanda Septentrional y Holanda Meridional.
Sin embargo, si es cierto que entre 1806 y 1810, durante el reinado de Luis Bonaparte (hermano de Napoleón), se llamó Reino de Holanda.
Algo parecido pasó con el topónimo de Rusia frente al nombre oficial de URSS, al ser Rusia dentro de la antigua Unión Soviética una república más, eso sí la más extensa e importante. Y de esa manera se hablaba de los rusos en la era comunista refiriéndose a los habitantes de toda la URSS.

jueves, 1 de julio de 2010

Luces en el ocaso griego


Le tocó nacer en aquella época tan conflictiva posterior a la muerte del gran Alejandro Magno, cuando los generales del mítico rey de Macedonia se repartían el imperio en continuas luchas. Era en realidad pariente por parte materna de Alejandro (su padre y la madre de Alejandro eran primos), de hecho se piensa que en su juventud tomó de él su referente moral. Era asimismo descendiente del mítico héroe griego Aquiles, según consideraban sus antepasados familiares. Su nombre era Pirro (en griego rubio o pelirrojo).
Pirro (318-272 a.C.) fue rey de Épiro (307-302 a.C. y 297-272 a.C.). También ostentó la corona de Macedonia brevemente en dos ocasiones. Su padre era Eácides, rey de Épiro. Las ambiciones de Pirro eran dominar toda Grecia, el sur de Italia y Cartago, pero finalmente sólo pudo ser rey de manera efectiva sobre Épiro durante unos treinta años. Poseía la condición del valor en lo que se asemejaba bastante a su pariente Alejandro, y como él sabía ser indulgente y generoso con los vencidos lo que le valió en ocasiones tener el favor de las poblaciones conquistadas. Sin duda fue la falta de consistencia y perseverancia política lo que le falló en su sueño conquistador.
Unos de sus grandes logros fue poner en jaque a la República romana, el único rey de Grecia en hacerlo, eso si a cambio de nada, porque tuvo que retirarse sin conseguir ningún beneficio territorial. A Pirro se le debe el término victoria pírrica en referencia a cuando un triunfador consigue un éxito a costa de importantes daños. En la batalla de Asculum, en territorio italiano, Pirro perdió a unos 3.500 hombres y el enemigo en torno a 6.000. Respondiendo a las felicitaciones por haber vencido a los romanos, Pirro afirmó: “! Otra victoria como ésta y estaré vencido ¡”.
Su muerte fue enormemente injusta para un guerrero de su talla. Su adiós a la vida ocurrió en Argos cuando la madre de un soldado contra el que combatía Pirro, por evitar el peligro a su hijo, le lanzó al rey de Épiro una pesada teja que le hizo caer del caballo. Una vez en el suelo fue asesinado y decapitado.
Fue el mayor guerrero y unos de los mejores príncipes de su época. Posiblemente el único esplendor en la Grecia post-Alejandro Magno. A su muerte le sucedió su segundo hijo varón Alejandro. Su primogénito Ptolomeo murió en las luchas de Pirro contra los espartanos, el mismo Pirro mató con sus propias manos al líder del destacamento espartano que dio muerte a su hijo.



CURIOSIDADES DE LA HISTORIA
Juan Carlos I, Rey de Jerusalén
Aunque el Reino de Jerusalén desapareció en 1291, el título siguió utilizándose por diferentes casas reales europeas que lo pretendían, entre ellas la Casa de Borbón española que le viene heredado por la dominación que tuvo España sobre el Reino de Nápoles, reino al que se le vinculaba dicho título desde los últimos tiempos del que fuera reino cristiano de Oriente Próximo. El rey es oficialmente Rey de Jerusalén aunque evidentemente el título es meramente honorífico.
El “rey” de los 29 nombres
Jaime de Borbón y Borbón-Parma (1870-1931), pretendiente al trono español de la rama carlista, fue bautizado por sus padres con 29 nombres. Entre esos nombres algunos tan peculiares como Sansón, Hermenegildo y Recadero.
Autopistas portuguesas
Portugal fue uno de los primeros países del mundo en tener una autopista abriéndola en 1944, uniendo Lisboa con el Estadio Nacional, en lo que sería en el futuro la autovía Lisboa-Cascais (ahora A5).