viernes, 16 de julio de 2010

El primer siglo del primer reino




Tradicionalmente se ha vinculado los orígenes políticos y sociales de España a los comienzos de la Reconquista queriendo fortalecer el vínculo cristiano que tiene tal proceso, que se prolonga durante varios siglos, frente a la cultura del Islam presente en la Península desde principios del siglo VIII hasta finales del siglo XV. Realmente el componente religioso de la Reconquista fue mucho menor de lo que desde pequeños nos enseñaron en el colegio, pero independientemente de los sentimientos religiosos de aquella época con la Reconquista comenzó un periodo de luchas contra los musulmanes, que terminaron en victoria y que hizo que la España actual sea como es ahora en cuanto a su identidad de sociedad cristiana.
Así que teniendo clara la importancia de la Reconquista quería en esta actualización remontarme a aquella época y hablar sobre los comienzos políticos del Reino de Asturias, el primer núcleo cristiano de la Península en enfrentarse a los musulmanes, en su primer siglo de existencia.
Los inicios del reino astur van asociados a la figura del rey Don Pelayo. La mayoría de lo que se sabe de aquella época pertenece más a la leyenda que a una posible realidad, de hecho datos como la fecha de nacimiento de Pelayo se desconoce, además de tener en cuenta que su origen es bastante controvertido.
Según la leyenda Pelayo era un noble visigodo, hijo del duque Favila y nieto del rey Recesvinto. En 711 participó en la batalla de Guadalete. Tras la derrota se refugió en Toledo y a la caída de la ciudad (714) escapó a Asturias donde tenía amigos o familia, supuestamente custodiando el tesoro del rey Rodrigo. Hoy en día sin embargo se cree más en un origen astur de Pelayo creyendo que su padre Favila era Dux Asturiensis, y que marchó a Asturias huyendo de Witiza (penúltimo rey visigodo) y no de los musulmanes, buscando refugio entre la clientela de su padre, que fuera asesinado por orden del rey.
En 722 se produjo la victoria astur frente a los musulmanes en la batalla de Covadonga con lo que se afianzaba el nacimiento de un nuevo reino peninsular. El nuevo reino se extendía por la parte central y oriental de la actual Asturias. A la muerte de Pelayo (737) le sucedió su hijo Favila, quien reinaría solamente durante dos años. Según la leyenda la muerte de Favila se debió a un enfrentamiento con un oso. Se baraja la posibilidad que la lucha con el oso fuese un rito de virilidad propio de aquella época, pero todo son especulaciones, como lo es aquella en la que se habla de un posible asesinato político.
En 739 con la muerte de Favila los derechos sucesorios se transmitieron a su hermana Ermesinda, quien traspasó sus derechos a su esposo Alfonso I llamado “el Católico”. Este tipo de sucesión era normal en aquella época, además hay que tener en cuenta que la monarquía astur era formalmente electiva, aunque la elección debía recaer en un miembro de la familia real. Este hecho era reflejo de una antigua tradición germánica heredada por los visigodos. De hecho hasta el siglo X no se generalizaría la sucesión directa en la Corona de padres a hijos.
Aprovechando las luchas internas de los musulmanes, en tiempos de Alfonso I el reino astur se anexiona Galicia y el norte de Portugal (740), y también se conquistó León (754). A la muerte de Alfonso I en 757 le sucedió su hijo Fruela I (rey entre 757 y 768). A la muerte de éste las sucesiones en el trono serían conflictivas hasta finales de siglo a causa del sistema electivo de la Corona. La situación comenzó a estabilizarse con la llegada al trono de Alfonso II el Casto, hijo de Fruela I, en 791. En su reinado, que abarcó cincuenta y un años, se descubrió la supuesta tumba del Apóstol Santiago (814). En 798 saqueó Lisboa y en 825 venció a los musulmanes en Narón y Anceo. Esas victorias le permitieron reorganizar políticamente su reino. Murió en 842 sin dejar descendencia y sin haber mantenido relaciones con su esposa Berta, de ahí su sobrenombre de “el Casto”.

2 comentarios:

  1. Las imagenes pertenecen a mi visita al Santuario de Covadonga. La zona es realmente preciosa sobre todo para un murciano de secano como yo. En ese viaje visité también Cantabria que incluso me agradó aún más que Asturias.
    En fin, un paraiso cercano Asturias y Cantabria.

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  2. Se pierde mucho en la historia, sobre todo en los detalles y en el ensalzamiento de leyendas y rumores. Es una pena.

    Asturias tiene magia e historia. Qué pena que hay tan poco escrito.

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