domingo, 30 de junio de 2013

El Principado de Laitec


Bandera del Principado de Laitec (desde 1788)
(Antigua bandera de la Compañía Holandesa)

“Las desigualdades basadas en las elecciones son legítimas, pero las desigualdades basadas en las circunstancias no lo son”.
Antonio Gil Iñiguez, novelista chileno y Protector del Principado de Laitec.
Seguramente pocos que lean este blog habrán oído hablar de Laitec. Lo extraño es que alguien  que no sea ciudadano del cono sur americano sepa algo sobre ese lugar. Lo cierto es que Laitec es una pequeña isla chilena con un encanto especial y místico. Situada a 10 kilómetros de la isla Chiloé, que a su vez es la isla principal del archipiélago de Chiloé, Laitec tiene 15 kilómetros de longitud y es todo un paraíso por descubrir.
Pero el motivo de querer hablar aquí sobre Laitec no está en querer descubrir sus aspectos geográficos y turísticos, aspectos que no pertenecen a la temática de este blog, sino lo histórico. Y es que lo más sorprendente del territorio que nos ocupa es la misma historia de Laitec, ya que la isla, según afirman en la actualidad sus defensores, fue un Principado holandés cuyo origen se remonta al siglo XVII. Resulta curioso saber cómo esa circunstancia ocurrió si se piensa en los puntos coloniales de los holandeses en el continente americano y lo tan al sur que Laitec quedaba con respecto a esas posesiones de naturaleza eminentemente comercial.
Para poder comprender mejor lo sucedido en Laitec es necesario poner en su contexto histórico los hechos acaecidos allí. Fue precisamente la lectura de la temática colonial europea en América lo que me hizo descubrir hace unos días la historia de ese pintoresco principado holandés creado en el siglo XVII. A pesar de mi formación académica nada conocía de la isla que nos ocupa. Así que con sorpresa supe que allí, en la zona más al sur del planeta, también habían estado los holandeses.
Si bien siempre se ha querido resaltar en la historia impartida en nuestro país las colonizaciones española, portuguesa, inglesa y francesa en América, por lógicos motivos, no se debería olvidar que también otros países europeos estuvieron allí. Ese es el caso de los holandeses, que en los comienzos de los Países Bajos (por aquel entonces Provincias Unidas) como Estado independiente, aunque no lo fuera de iure, comenzaron a expandirse por todos los continentes, como también es bastante desconocido el caso de los suecos, especialmente singular por la poca proyección colonial del país nórdico a lo largo de su historia.
El primer asentamiento holandés en continente americano fue Nueva Ámsterdam (actual Nueva York), ciudad fundada en 1626 y en poder de los holandeses hasta 1664 cuando les fue arrebatada por los ingleses. En ese intervalo de tiempo consiguieron arrebatarles a los suecos en 1655 la colonia de Nueva Suecia, que se encontraba en la frontera sur de Nuevos Países Bajos, nombre de la provincia que integraba los territorios holandeses en Norteamérica. Posterior a la llegada a Norteamérica de los holandeses es su expansión por las Antillas del Caribe y el norte de Brasil, de donde fueron expulsados en 1654. Pero si permanecieron por largo tiempo en Surinam y parte de las Guyenas.
Un siglo antes de estos hechos, hacia 1567, se inicia el proceso de conquista española de las islas del archipiélago de Chiloé por orden del gobernador de Chile Rodrigo de Quiroga. En 1598 se produce la Batalla de Curalaba en la que los autóctonos mapuches vencen y asesinan al gobernador chileno. La isla de Chiloé queda entonces separada del resto de posesiones españolas.
La primera llegada de los holandeses al archipiélago de Chiloé se produce en 1600 con la expedición de cinco navíos de Jacob Mahu que había partido de Rotterdam en 1598 con el objetivo de establecer colonias en América y socavar el poderío español en el continente. Al cruzar el Estrecho de Magallanes las tormentas separaron a los navíos y el comandado por Baltazar de Cordes se refugió en el archipiélago de Chiloé. Allí tomaron contacto con los nativos y con desertores españoles que les informaron de la indefensión en la que se encontraba Castro, el principal puerto de Chiloé.
Se planeó un ataque de indígenas por mar y tierra mientras los holandeses se hacían pasar por aliados de los españoles. Esta intervención consiguió que los holandeses se hicieran dueños de toda la colonia durante algunos meses, pero la reacción española en el llamado Combate de Castro consiguió arrebatar a los holandeses la colonia.
En 1643 la Compañía Holandesa de las Indias Orientales convence a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales y al príncipe Juan Mauricio de Nassau-Siegen para organizar una expedición de conquista a Chile, con el objetivo de luchar contra los españoles y establecer una base holandesa en el Pacífico que les sirviera para el comercio de oro.
La expedición de conquista partió de Holanda a Brasil y desde Brasil a las costas chilenas en enero de aquel 1643. Al mando de la empresa se encontraba el navegante holandés Enrique Brower, quien contaba para el objetivo marcado desde Países Bajos con 5 buques y 350 hombres. Después de desembarcar en la isla de Chiloé Brower comenzó sus operaciones militares contra los españoles, pero la mínima presencia de fuerzas españolas en el poblado de Castro hizo que los españoles desistieran y en el mes de junio abandonaran el pueblo.
Algunos caciques locales de la isla de Chiloé se acercaron a los holandeses expresando el odio que sentían por los españoles al verse explotados, y quisieron darles a conocer sus deseos de establecer en adelante alianzas. Pero la muerte de Brower en agosto después de que se hubiera puesto enfermo semanas antes iba a complicar la misión. Le sucede en el mando su segundo Elías Herckmans, que desembarcó en las ruinas de Valdivia, población abandonada tras la derrota española de 1598 frente a los mapuches. Permanecieron allí hasta octubre cuando abandonaron el lugar rumbo de regreso a Brasil, sin haber conseguido el objetivo de fundar establecimiento alguno. Después de que los holandeses hubieran manifestado su intención de regresar el virrey del Perú envia unos 1.000 hombres en 20 barcos para reasentarse en Valdivia y asegura la zona con el sistema de fuertes de Valdivia.
Según afirman en la actualidad los defensores del Principado de Laitec, este principado fue fundado por Brower y sus soldados en la minúscula isla de Laitec en alianza con sus habitantes los huilliches. A pesar de investigar por la red la historia de este principado poca ha sido la información que he conseguido obtener, y esa información ha venido precisamente dada fundamentalmente por los que afirman ser poseedores del legado histórico del Principado.
La vinculación entre la población autóctona de la isla y los holandeses generaría la voluntad por parte de los nativos de tener una identidad política propia vinculada al legado holandés que se alargaría durante los siglos posteriores y que estaría subyugada por los poderes español primero y chileno después.
En la actualidad el principal defensor del legado de Laitec es el novelista chileno Antonio Gil Iñiguez, que es considerado por sus seguidores como el Protector del Principado de Laitec, ostentando precisamente ese título de Protector. Después del fallecimiento en 2003 del último Príncipe nominal de Laitec S.A.S. don Pedro I, descendiente directo del corsario inglés Low, quien naufragó en las costas de Chiloé hacia 1700 y que dio lugar a un linaje dinástico, la causa principesca laitecana ha entrado en un complejo entramado de sucesión.
Debido a la necesidad de dirimir el futuro del Principado y ante la dificultad de designar a un nuevo príncipe, el 27 de mayo de 2009 el llamado Tribunal Supremo de Sucesión Legitimista entroniza a Elisa Amelia Gil, hija del Protector Antonio Gil, como Soberana Princesa Regente del Principado en el exilio. S.A.S. Elisa Amelia I es la tercera mujer que se ciñe la corona del Principado después de Ikiuni I, quien en el siglo XIX fue recibida por diversas Casas Reales en Europa, y Nadja I (1897-1937), quien nunca conoció el territorio.

El Principado ha recibido el apoyo de varias Casas Reales, e incluso la propia Casa Real Holandesa ha mostrado interés en este principado, que sin tener aspiraciones territoriales respecto del poder central chileno reivindica a Laitec como referente simbólico y ceremonial, y reclama (por ahora) la categoría de “Territorio Autónomo Simbólico y Legendario”.

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